Combate Naval de Iquique
"Muchachos, la contienda es desigual, nunca nuestra bandera ha sido arriada..."

Guerra del Pacífico
A mediados del siglo XIX, el desierto de Atacama había adquirido un gran valor económico debido al descubrimiento de valiosos yacimientos de guano y, posteriormente, de salitre, ambos, entonces, con buena ley y buen precio en el mercado internacional.
Existen discrepancias entre los historiadores bolivianos y chilenos con respecto a si el territorio de la Audiencia de Charcas, primero dependiente del Virreinato del Perú y después del Virreinato del Río de la Plata, disponía o carecía de litoral. Apoyándose en diversos documentos, los bolivianos insisten en que lo tenía; por su parte, los chilenos lo niegan o lo ponen en duda. Al crearse la República de Bolivia en 1825, Simón Bolívar incluyó la costa de Cobija (Puerto La Mar) como parte de esta nueva república. La explotación económica de esa zona costera fue llevada a cabo por empresarios y pirquineros chilenos.

Antes del inicio de la guerra, los respectivos presidentes eran Hilarión Daza (en Bolivia), Aníbal Pinto Garmendia (en Chile) y Mariano Ignacio Prado (en el Perú). Las Repúblicas de Bolivia y de Chile habían suscrito dos tratados de límites: el primero de ellos en 1866 (Tratado de límites de 1866 entre Bolivia y Chile) y el segundo en 1874, junto a un protocolo complementario en 1875 (Tratado de límites de 1874 entre Bolivia y Chile). Ambos tratados fueron ratificados en su oportunidad y canjeados en Santiago y en La Paz.
De acuerdo con su preámbulo, el tratado de 1866 tenía por finalidad, "poner un término amigable y recíprocamente satisfactorio a la antigua cuestión pendiente entre ellas sobre la fijación de sus respectivos límites territoriales en el desierto de Atacama y sobre la explotación de los depósitos de huano existentes en el litoral del mismo desierto" , estableciendo en su artículo I que la frontera de los dos países sería "en adelante el paralelo 24 de latitud meridional desde el litoral del Pacífico hasta los límites orientales de Chile". Asimismo, establecía una medianería en favor de ambos países, entre los paralelos 23 y 25, sobre los productos provenientes de la explotación de los depósitos de guano y los derechos de exportación que se percibieran sobre los minerales extraídos en aquella área.
El gobierno que depuso a Mariano Melgarejo declaró como nulos todos los actos del gobierno anterior, incluyendo los tratados de límites firmados con Chile y Bolivia. Esta declaración tensionó las relaciones con el gobierno chileno hasta la firma del Tratado de 1874, que reemplazó al de 1866. Este último tratado volvió a fijar como límite entre las Repúblicas de Chile y Bolivia "El paralelo del grado 24 desde el mar hasta la cordillera de los Andes en el divortia aquarum" , estableciendo, además, en el artículo IV, que los derechos de exportación que se impusieran sobre los minerales exportados en el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 25 de latitud sur "no excederan la cuota de la que actualmente se cobra, i las personas, industrias y capitales chilenos no quedarán sujetos a mas contribuciones de cualquiera clase que sean que las que al presente existen. La estipulación contenida en este artículo durará por el termino de venticinco años" . Este tratado internacional era el vigente hacia 1879.
El 27 de noviembre de 1873, la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, una sociedad chilena formada por capitales chilenos y británicos, firmó un acuerdo con el gobierno boliviano que le autorizaba la explotación de salitre libre de derechos por 15 años, desde la bahía de Antofagasta hasta Salinas, incluyendo el Salar del Carmen. Dicho acuerdo no fue ratificado por el congreso boliviano, que en ese entonces se encontraba analizando las negociaciones con Chile, que darían como resultado el tratado de 1874.

Cronología de la guerra del Pacífico
En 1878, el congreso de Bolivia se abocó al estudio del acuerdo celebrado por el gobierno en 1873. Para Bolivia, el contrato firmado en 1873 con la Compañía de Salitres de Antofagasta aún no estaba vigente porque, de acuerdo con la Constitución boliviana, los contratos sobre recursos naturales debían aprobarse por el Congreso. Ello se hizo por la Asamblea Nacional Constituyente boliviana mediante una ley, el 14 de febrero de 1878, a condición de que se pagara un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado por la compañía.
Artículo Único. Se aprueba la transacción celebrada por el ejecutivo en 27 de noviembre de 1873 con el apoderado de la Compañía Anónima de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta a condición de hacer efectivo, como mínimo, un impuesto de diez centavos en quintal de salitre exportado.
Asamblea Nacional Constituyente de Bolivia. Ley de 14 de febrero de 18783
En lo que respecta a Chile, el cobro del impuesto de 10 centavos sobre quintal exportado violaba el artículo IV del tratado de 1874. Por ello, dicho impuesto encontró una gran resistencia por parte de los propietarios de la empresa afectada y una cerrada defensa de su causa por parte del gobierno de Santiago, desencadenándose un conflicto diplomático.
A lo largo de los meses subsiguientes, el gobierno boliviano se abstuvo de implementar la ley mientras se discutían las objeciones presentadas por el gobierno chileno. El 8 de noviembre, el canciller Alejandro Fierro envió una nota al canciller Martín Lanza indicando que el Tratado de 1874 podría declararse nulo si se insistía en cobrar el impuesto, renaciendo los derechos de Chile anteriores a 1866. El 17 de noviembre, el gobierno de La Paz ordenó al prefecto del departamento de Cobija que aplicara la ley del impuesto para iniciar las obras de reconstrucción de Antofagasta. Aunque ambas partes propusieron la resolución del conflicto por vía de un arbitraje, tal como lo contemplaba el Protocolo de 1875, este no llegó a realizarse ya que mientras el gobierno de Chile exigía que se suspendiera la ejecución de dicha ley hasta que su legalidad fuese determinada por un árbitro, el gobierno de Bolivia exigía que el blindado Blanco Encalada y sus fuerzas navales se retiraran de la bahía de Antofagasta. El 6 de febrero, ante las protestas por parte de la Compañía de Salitres por la ley del impuesto y dado que el contrato no había cumplido con los trámites para declararlo, el gobierno de Bolivia rescindió el contrato con la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta. El prefecto Zapata ordenó rematar sus bienes para cobrar los impuestos generados desde febrero de 1878.
En Chile, la decisión de impedir el remate se tomó la mañana del 11 de febrero, cuando, en una sesión especial del gabinete chileno, se recibió un telegrama del norte, conteniendo textualmente un mensaje del ministro plenipotenciario de Bolivia "Anulación de la ley de febrero, reivindicación de las salitreras de la compañía". Este gatilló la decisión del presidente Aníbal Pinto de ordenar la ocupación de Antofagasta, que se realizó el 14 de febrero de 1879, ocupando tropas chilenas el litoral boliviano hasta el paralelo 23. El 14 de febrero, el día del remate, tres naves chilenas desembarcaron en Antofagasta, Mejillones, Cobija y Caracoles reinvindicándose estos territorios. El 16 de febrero, llegó a Lima el ministro boliviano Serapio Reyes a fin de exigirle al gobierno peruano que cumpliera con el tratado de alianza defensiva de 1873. El 27 de febrero, Hilarión Daza decretó el estado de sitio en Bolivia.
Gracias a los archivos de la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta, se sabe que en Chile no existía interés en ir a la guerra por salvar a la compañía, a pesar de que muchos políticos y ministros importantes eran accionistas minoritarios de la compañía. Sin embargo, la decisión sería otra en el caso de que se remataran efectivamente las salitreras, lo que, según la visión del presidente de Chile Aníbal Pinto, supondría la violación efectiva del tratado.

Batallón Nº 3 de Línea del Ejército de Chile, formados en columnas en la Plaza Colón de Antofagasta, Bolivia en 1879.
El Perú, que había suscrito el Tratado de Alianza Defensiva con Bolivia de carácter secreto en 1873 y al que Argentina no se había adherido, trató de persuadir al gobierno de La Paz para someterse a un arbitraje con la misión Quiñones, figura que se encontraba estipulada en el protocolo complementario de 1875, toda vez que se trataba de un "problema tributario" y no territorial. El gobierno peruano, para mediar en el conflicto, envió a su ministro plenipotenciario José Antonio de Lavalle a Chile; la misión del diplomático fracasó. El canciller chileno Alejandro Fierro preguntó al plenipotenciario peruano sobre la existencia de un "Tratado Secreto" firmado con Bolivia en 1873. Lavalle no tenía instrucciones sobre ello y le indicó que en la comisión diplomática del congreso a la que él pertenecía no se había tocado ese tema. En Lima el 20 de marzo, el presidente peruano le expuso al representante chileno Godoy que el tratado existía y que convocaría al congreso peruano para evaluar qué actitud tomar ante Chile y Bolivia.
El 1 de marzo, el gobierno de Bolivia declaró cortado todo comercio con Chile, asumiendo que hay un estado de guerra. El 15 de marzo, Chile inició preparativos para ocupar más al norte del paralelo 23. Con ello, el 23 de marzo, tuvo lugar la batalla de Calama, en la que las fuerzas chilenas vencieron a un grupo de civiles bolivianos. El 5 de abril de 1879, Chile declaró la guerra a Bolivia y Perú.
La revisión y análisis del tratado de 1873 entre Perú y Bolivia, lleva a historiadores peruanos a la conclusión de que el Perú tenía la opción de decidir si este tratado estaba vigente, ya que Bolivia había firmado uno de límites con Chile en 1874 sin consultar al Perú, o si la agresión a Bolivia era real o si el asunto merecía un arbitraje. Esta misma interpretación dice que, a raíz de la penetración de tropas chilenas en territorio boliviano y el poco interés del gobierno de Chile en "una salida diplomática" y a la declaratoria de guerra que le hace el gobierno chileno el 5 de abril, Perú se sintió ligado a Bolivia por el tratado recíproco de defensa y entró, asimismo, en la contienda, declarando el casus foederis( es una expresión latina que significa "motivo de la alianza". En la terminología diplomática, describe la situación en la cual entrarán en juego los miembros de una alianza (por ejemplo, "cuando una nación sea atacada por otra").
En cambio, la historiografía chilena afirma que el pacto es defensivo en la forma, pero ofensivo en el fondo, por lo que considera la mediación de Perú después de la toma de Antofagasta como una forma de ganar tiempo, mientras se realizaban preparativos de guerra. Además declara un motivo de más largo alcance para que la guerra terminara en un conflicto entre Chile y Perú, que sería, según esta visión, una enemistad que tendría raíces en la época colonial, exacerbada en la independencia y en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
Por otra parte, la historiografía peruana afirma que la relaciones coloniales eran de cooperación y comercio entre los puertos del Callao y Valparaíso. Después de proclamada la Independencia, ambos gobiernos suscribieron un tratado de Liga, Alianza y Confederación el 23 de diciembre de 1822, que establecía principalmente una alianza militar entre el Perú y Chile, el cual se complementó el 26 de abril de 1823 con un tratado de Auxilios, que reglamentaba el financiamiento de la campaña libertadora y aunque posteriormente el gobierno peruano no reconoció dicha deuda, en 1839, con la derrota de la Confederación, el Perú pagó a Chile la deuda contraída por el servicio prestado por el ejército chileno en la campaña restauradora y la independencia, así como reconoció las acciones de los oficiales de Chile otorgándoles premios y condecoraciones del ejército del Perú por reunificar el Perú y derrotar a Santa Cruz reconociendo a Chile como aliado del Perú. Esta alianza volvería a fortalecerse en 1866 durante la Guerra Hispano-Sudamericana en la cual las escuadras navales de ambos países combatieron juntas a la Armada Española en el Combate naval de Abtao.
Tras el Combate del Callao y el retiro de la flota europea de aguas americanas en octubre del mismo año, el ministro chileno en el Perú Marcial Martínez, en cumplimiento de una ley dada por el congreso de su país, confirió al presidente peruano Mariano Ignacio Prado (el mismo en 1879) los despachos de General de División en el Ejército Chileno. Esto ha llevado a la historiografía peruana a afirmar la existencia de intereses económicos y políticas expansionistas en la clase dirigente chilena de ese entonces como verdadero motivo del estallido de la guerra.
Combate Naval De Iquique
Gloria y Victoria!!!
21 de Mayo de 1879

Capitán de fragata Arturo Prat Chacón
Hay pocos hechos en la Historia Universal que puedan compararse a la gesta, que tuvo como escenario las tranquilas aguas de Iquique, no tan sólo ejemplo del heroísmo razonado que el Capitán de Fragata don Arturo Prat Chacón y la dotación de la corbeta "Esmeralda" llevaron a su máxima expresión, sino que también por el significado y repercuciones que ésta tuvo en el desarrollo de los acontecimientos posteriores.
La Escuadra chilena compuesta por los blindados "Blanco" y "Cochrane" , las corbetas "Esmeralda", "O'Higgins", "Chacabuco" y "Abtao", la cañonera "Magallanes" , la goleta "Covadonga" , el transporte "Lamar" y el vapor "Matías Cousiño", se encontraban manteniendo el bloqueo de Iquique desde el 5 de abril de 1879, con la intención de obligar a la escuadra peruana de hacerse presente para romperlo y disputar el dominio del mar, lo que no se cumplió por tener los peruanos otros planes estratégicos.
El 16 de mayo, el Comandante en Jefe de la Escuadra, Almirante Juan Williams Rebolledo, ante la ausencia de la escuadra peruana decidió atacarla en el puerto de El Callao, zarpando con todos los buques disponibles, a excepción de la corbeta "Esmeralda", la goleta "Covadonga" y el transporte "Lamar". Dejó como Jefe de Bahía, vale decir como jefe de la agrupación, al Comandante Prat.
Entretanto, en el Perú la opinión pública exigía una acción de su escuadra para vengar el agravio del bloqueo de Iquique.
El Presidente peruano General Mariano Ignacio Prado celebró varias reuniones en el Palacio de Gobierno para decidir las acciones futuras. La decisión fue zarpar con la escuadra a Arica a reforzar la guarnición y llevar cañones, municiones y víveres para el ejército de Tarapacá, lo que se llevó a cabo el 16 de mayo, el mismo día que la Escuadra chilena zarpaba al El Callao.
Ambas escuadras se cruzaron en altamar sin avistar a la otra.
Llegados los buques peruanos a Arica, el General Prado se impuso que en Iquique se encontraban solas las tres naves chilenas y que un convoy con 2.500 hombres había zarpado de Valparaíso con destino a Antofagasta.
De inmediato dispuso el zarpe del monitor "Huáscar" y la fragata blindada "Independencia", al mando de los Capitanes de Navío Miguel Grau Seminario y Juan Guillermo Moore, respectivamente, para destruir a los buques chilenos en Iquique, posteriormente atacar al convoy proveniente de Valparaíso y destruir la máquina resacadora de agua de Antofagasta, para privar de ese elemento vital, a las tropas chilenas acantonadas allí.
El día miércoles 21 de mayo de 1879, el bloqueo se mantenía como de costumbre. Ambos buques a la entrada de la bahía, fuera del puerto, uno cerca de una milla y media al norte del faro de la Isla de Iquique (Posteriormente llamada Isla Serrano y hoy unida a tierra) y el otro, un poco más alejado en dirección similar. El transporte "Lamar" se hallaba fondeado en la rada cerca de la isla.
Esa mañana le tocaba a la goleta "Covadonga" patrullar el exterior de la bahía. Cubrían la guardia el Teniente Manuel Joaquín Orella Echanez y el Guardiamarina Miguel S. Sanz. Al alba, el horizonte estaba cubierto por una espesa neblina que empezó a disiparse cuando aparecieron los primeros rayos del sol.
A las seis horas y treinta minutos el vigía de la cofa gritó: "Humos al norte!".
De inmediato se mandó a avisar al Comandante, Capitán de Corbeta Carlos Condell de la Haza, quien dormía en su camarote. Este subió a cubierta y comenzó a escudriñar el horizonte para al final reconocer que ambos buques eran el monitor "Huáscar" y la fragata blindada "Independencia".
Inmediatamente izó la señal "enemigo a la vista" y lo afirmó con un cañonazo para advertir a la "Esmeralda".
En ese buque estaba de guardia el Teniente 1o. Luis Uribe Orrego, quien dispuso que se le avisara a su Comandante Arturo Prat Chacón. Subido a cubierta, éste ordenó levar el anclote, tocar "generala" y acercarse a la "Covadonga" para conferenciar.
Como si el destino quisiera dejar imborrablemente marcado este día para las Glorias de Chile, en la rada de Iquique se reunieron cinco buques adversarios con cuyas iniciales se formó la palabra CHILE: "Covadonga", "Huáscar", "Independencia", "Lamar" y "Esmeralda".
En el monitor "Huáscar" al avistarse los buques chilenos, se izó una gran bandera de combate, lo que se imitó en la "Independencia". El Comandante Grau reunió su gente y los arengó:
"Tripulantes del "Huáscar": ha llegado la hora de castigar al enemigo de la Patria y espero que lo sabréis hacer cosechando nuevos laureles y nuevas glorias dignas de brillar al lado de Junín, Ayacucho, Abtao y 2 de Mayo. Viva el Perú!".
La población de Iquique despertada por el cañonazo de aviso de la "Covadonga", presa de la mayor euforia corría por la playa para presenciar la captura de los buques chilenos.
Se echaron al vuelo las campanas en señal de regocijo y las multitudes se paseaban por las calles gritando "Viva el Perú! ahora sí!, ahora sí!" y cada cual se apresuraba en ganar el mejor lugar para presenciar el acontecimiento.
Prat rápidamente se vistió para el combate, ciñiéndose la espada al cinto y subiendo a cubierta ordenando al Contador Juan Oscar Goñi que arrojara al mar, en un saco, la correspondencia para la Escuadra, para asegurar que no cayera en manos enemigas.
Ordenó izar las señales "reforzar las cargas", "venir al habla" y "seguir mis aguas".
Mientras la "Esmeralda" viraba hacia tierra, Prat ordenó tocar "atención" y arengó a su tripulación formada, con estas palabras jamás olvidadas por ninguna generación de chilenos:
"Muchachos:
La contienda es desigual, pero, ánimo y valor. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Por mi parte, os aseguro, que mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber".
Y sacándose la gorra, la batió en el aire gritando "Viva Chile!", lo que la tripulación respondió con gritos similares, que rompieron el silencio solemne que inundaba la bahía y que llegó a los asombrados peruanos que miraban desde el anfiteatro natural del puerto.
La "Covadonga" llegó al habla y Prat, bocina en mano, le ordenó: "Que almuerce la gente! Reforzar las cargas! Cada uno a cumplir con su deber!". Condell simplemente respondió: "All right!".
No bien hubo terminado el diálogo cuando una roja llamarada surgió de uno de los cañones del "Huáscar" y un alto penacho de agua y espuma brotó entre ambas naves: se iniciaba el combate.
Prat ordenó a Condell mantenerse en baja profundidad y al transporte "Lamar" que abandonara la bahía y se dirigiera al sur.
A la orden de Prat, el Corneta Gaspar Cabrales tocó "romper el fuego" y "al ataque", lo que fue celebrado con vivas a Chile.
Los buques chilenos concentraron su fuegos sobre el monitor "Huáscar", sin causarle daño, al rebotar los proyectiles en la coraza del buque peruano.
La "Independencia" disparaba sin causar ningún daño.
Los movimientos efectuados por la "Esmeralda" hicieron que se reventaran sus calderas y por lo que el buque quedó con un andar reducido a poco más de dos nudos.
Considerando lo anterior, Prat puso su buque cerca de la playa, de manera que los disparos del "Huáscar" pusieran en peligro a la población, lo que obligaría al monitor a disparar con cuidado y por elevación, dificultando su puntería.
Había pasado más de una hora de combate y los buques no presentaban daños considerables. La "Independencia" abandonó su lugar y se dirigió a presentar combate a la goleta "Covadonga", la que empezó a navegar hacia el sur.
Un proyectil del monitor, la atravesó destrozando la base del palo trinquete e hiriendo fatalmente al cirujano Pedro Segundo Regalado Videla Ordenes y matando instantáneamente al mozo Felipe Ojeda.
Observado desde tierra el movimiento de Condell, el General Juan Buendía, autoridad militar peruana del puerto, dispuso que lanchas con tropas de fusileros hicieran fuego sobre la goleta, la que abandonó el puerto sin mayores consecuencias.
En este momento el combate se divide en dos: uno entre el "Huáscar" y la "Esmeralda" y el otro entre la "Independencia" y la "Covadonga".Relataremos el primero y el segundo se encuentra en el Combate Naval de Punta Gruesa, descrito aparte.
Los buques en combate eran:
"Huáscar", monitor blindado construido en 1865, de 1.130 toneladas (Old Rule), máquinas de 1.200 HP., andar de 12 nudos, con dos cañones de diez pulgadas (254 mm.) que disparaban proyectiles de 300 libras (136 kilos), montados en una torre giratoria que le permitía apuntar sus cañones sin tener que maniobrar con el buque, tal como lo hacían los buques chilenos. Además, tenía dos cañones de 40 libras (18,14 kilos), un cañón de 12 libras (5,4 kilos) y una ametralladora Gatling de 0.44" instalados en cubierta. Su blindaje era de 4,5 pulgadas (114,3 mm.) en la línea de flotación y 5,5 pulgadas (140 mm.) en la torre de artillería.
"Esmeralda", construida en 1854, de 850 toneladas, máquinas de 200 HP., andar de 3 nudos en ese momento, de casco de madera, con 12 cañones de 40 libras (proyectil de 18,14 kilos), 4 de 32 y 2 de 6 libras, toda de ánima rayada.
Cuando el "Huáscar" había estrechado su distancia a la "Esmeralda" a 600 metros, se acercó un bote al primero, en el cual iban el Capitán de Puerto, Capitán de Corbeta, Salomé Porras y el Práctico Guillermo Checley, quienes informaron a Grau que la "Esmeralda" estaba protegida por una línea de torpedos, lo que indujo a Grau a mantenerse a una distancia de 500 metros.
Pasada cerca de una hora y media, la "Esmeralda" aún no había sido impactada por algún proyectil del "Huáscar", pués por la forma de disparar por elevación, los tiros caían en la playa.
Por su parte los disparos de la "Esmeralda", a pesar de hacer impacto en el monitor, sin embargo, rebotaban en su coraza.
A pesar de lo anterior, el entusiasmo y fervor patriótico no decaía en la "Esmeralda".
Los Guardiamarinas Arturo Wilson Navarrete, Arturo Fernández Vial y Ernesto Riquelme Venegas cumplían las órdenes de su comandante, ya sea como ayudantes o bien reemplazando eventualmente a los Cabos de cañón, donde además alentaban a la tripulación.
El Teniente Ignacio Serrano Montaner dirigía los cañones de babor que enfrentaban al "Huáscar" y el Teniente Francisco Segundo Sánchez Alvaradejo contestaba por estribor los disparos que le hacían desde tierra.
El Corneta y Tambor Gaspar Cabrales tocaba sin cesar, "al ataque".
La "Esmeralda" lucía engalanada como para una fiesta. Tenía izadas la bandera de Jefe de Bahía en el tope del palo mesana, la de buque de guardia en el palo trinquete, el gallardete de mando en el tope del palo mayor y por precaución, dos banderas chilenas en el pico del palo mesana, por si cortaba la driza por el impacto de algún proyectil y esto se pudiera interpretar como que el buque se rendía.
Eran cerca de las diez de la mañana y la corbeta no cesaba en combatir. A medida que la resistencia se hacía más tenaz, la opinión de los espectadores en tierra iba cambiando; el entusiasmo y alegría del primer momento se había trocado en sorpresa, asombro y admiración.
El General Juan Buendía hizo traer a la playa cuatro cañones Krupp de campaña, que instaló en un morrito que enfrentaba a la "Esmeralda" para cañonearla desde tierra, cruzando sus fuegos con los del "Huáscar".
Lo que no pudo hacer el "Huáscar", lo comenzaron a hacer los cañones de tierra.
Una granada mató a tres hombres e hirió a otros tres.
La situación se tornó insostenible y Prat resolvió ubicarse en otro lugar de la bahía, lo que efectuó con mucha dificultad, porque sus máquinas no respondían.
Una granada del "Huáscar" penetró por el costado de babor haciendo explosión, cerca de la línea de agua y provocando un incendio.
Grau observando el movimiento de la "Esmeralda", concluyó que la información dada por el Capitán Porras era equivocada y que podría acercarse más al buque adversario, sin el peligro de la línea de torpedos.
Enfiló, pues su buque hacia la "Esmeralda" y dando toda fuerza a sus máquinas, se lanzó sobre ella para espolonearla por babor.
Prat al notar la intención de su enemigo, trató de esquivarlo maniobrando con el poco poder de máquinas disponible, logrando parcialmente su objetivo al recibir de refilón la embestida, a la altura del palo mesana, sin ocasionar daños en su casco.
Sin embargo, al chocar ambos buques el monitor "Huáscar" disparó sus cañones de diez pulgadas a quemarropa, produciendo una matanza espantosa de la gente que se encontraba en la cubierta de la corbeta.
No hay datos fidedignos; pero puede afirmarse que quedaron despedazados entre cuarenta y cincuenta marineros y soldados, tomando la cubierta el aspecto de un matadero, pues miembros destrozados, brazos y piernas esparcidos y cuerpos aún palpitantes, yacían sobre ella.
El espolonazo del "Huáscar", a su vez, fue recibido con una tremenda descarga de las baterías de la "Esmeralda" y fuego de fusilería desde todos lo lugares del buque, lo que sin embargo no causó mayor daño en el monitor.
El Comandante Prat al ver a sus pies la cubierta del monitor gritó: "Al abordaje muchachos!", lo que sólo fue oído en medio del estruendo, por el Sargento Juan de Dios Aldea Fonseca y el marinero Luis Ugarte, que lo acompañaron en su salto a la cubierta del buque enemigo.
El Corneta Gaspar Cabrales que tocaba "al ataque", fue acribillado por la metralla enemiga.
El Comandante Grau retiró su buque con extraordinaria rapidez, no dando oportunidad para que el resto de la tripulación siguiera a su Comandante.
El Sargento Aldea cayó acribillado por las balas disparadas desde las troneras blindadas y el marinero Ugarte cayó al agua, siendo recogido en la "Esmeralda".
Arturo Prat alcanzó a llegar cerca de la torre blindada de mando, donde fue alcanzado con una bala que lo puso de rodillas. Un marinero salió a cubierta, disparándole un balazo en la frente que le produjo la muerte instantánea.
A bordo de la "Esmeralda", la muerte de su Comandante produjo un sentimiento de venganza y de dolor, que reforzó la convicción colectiva de no rendirse.
El Corneta y Tambor Gaspar Cabrales murió casi al mismo tiempo que su Comandante. El Cabo Crispín Reyes, al ver que el Corneta Cabrales había sucumbido, tomó el instrumento y siguió tocando"al ataque", hasta que una granada le voló la cabeza. Entonces tomó la corneta el Grumete Pantaleón Cortés, quien continuó tocando hasta que el buque se hundió.
Tomó el mando el Teniente 1o. Luis Uribe Orrego, quien pudo presenciar desde toldilla los terribles estragos producidos por el "Huáscar": la cubierta sembrada de cadáveres y miembros humanos dispersos y por doquier ayes de agonía mezclados con las interjecciones de los que aún luchaban.
Retirado el "Huáscar", sobrevino una relativa calma. El Comandante Grau quiso dar tiempo para que sus adversarios se rindieran.
En la "Esmeralda", Uribe llamó a reunión de oficiales decidiendo combatir hasta las últimas consecuencias.
Es en este intertanto que el resto de la tripulación vio que un hombre subía al palo mesana -lo que podría significar - que los oficiales hubieran decidido rendirse, sin cumplir lo prometido por su Comandante. Grandes vivas a Chile resonaron en la bahía cuando el hombre empezó a clavar las drizas de las banderas, pues significaba que se lucharía hasta la muerte.
Grau al ver que la tregua no daba resultado, decidió espolonear nuevamente a la "Esmeralda", lanzándose a toda velocidad sobre ella, ahora por el costado de estribor. Uribe trató de maniobrar igual que Prat y logró presentar su costado en forma oblicua al espolón del monitor "Huáscar", pero esta vez se abrió una vía de agua, ingresando a raudales a la santabárbara y a las máquinas. El buque quedó sin gobierno y sin más municiones que las que había en cubierta.
Nuevamente los cañones del "Huáscar" disparados a tan corta distancia destrozaron a la tercera parte de la tripulación sobreviviente. Un cañonazo voló en pedazos a los ingenieros y fogoneros que salían a cubierta y otro arrasó la cámara de oficiales, convertida en enfermería.
La corneta seguía tocando su llamada bélica en aquel sepulcro flotante, para indicar que el buque no se rendía.
El Teniente Ignacio Serrano Montaner en el momento que los dos buques se encontraban juntos, saltó al abordaje seguido de doce marineros que llevando rifles y machetes cayeron sobre la cubierta del monitor, donde los recibió una lluvia de balas, que se le disparaba desde la torre de mando y parapetos blindados.
Luego un destacamento de unos cuarenta tiradores subió a cubierta y acabó con Serrano y su gente, algunos de los cuales, ya sin municiones o heridos, escaparon echándose al agua y subiéndose a la "Esmeralda" por cabos lanzados desde abordo.
La "Esmeralda" se encontraba detenida en medio de la bahía, hundiéndose lentamente.
Pasaron alrededor de veinte minutos cuando el monitor "Huáscar" nuevamente se precipitó sobre la corbeta "Esmeralda".
Esta vez el espolón se clavó en el medio del casco, por el costado de estribor, disparando nuevamente a tocapenoles, produciendo una gran mortandad entre los sobrevivientes.
La corbeta herida profundamente en sus entrañas comenzó a hundirse de proa, luciendo todas sus banderas, como si quisiera despedirse de la superficie con toda dignidad; para esto, su tripulación mantenía la promesa hecha a Prat, cada uno a su manera, Fernández Vial severo, adusto, amenazante, resuelto, y Zegers por el otro, lloroso, suplicante, enternecido, pero ambos cuál más heroico y más firme, sosteniendo con sus juveniles manos las drizas de las dos banderas izadas en el pico de mesana para impedir que un accidente cualquiera las bajase en aquellos terribles instantes
A medida que el buque se inclinaba y rodaban como aluvión las cureñas, los rifles, los muertos y moribundos, el Guardiamarina Ernesto Riquelme Venegas, gritando vivas a Chile, se agarraba en un supremo esfuerzo a su pieza de artillería y disparaba el último cañonazo, cuando el agua casi llegaba a sus pies.
Eran las doce horas y diez minutos cuando calló la corneta del Grumete Pantaleón Cortés y la "Esmeralda" halló su tumba en el mar.
De los ciento noventa y ocho tripulantes sólo sobrevivieron cincuenta y ocho.
Todos cumplieron con su deber, sin arriar el pabellón, aunque el enemigo fuera inmensamente superior!.
A pesar de las múltiples descripciones hechas por diversas publicaciones de diferentes paises, en esta ocasión sólo se extracta la opinión del diario peruano, El Comercio de Iquique, que publicó un artículo el 22 de mayo de 1879, pues el articulista fue testigo presencial del combate y cuyos párrafos más notables son los siguientes:
- "Al habla ambos buques, el Comandante Grau intimó rendición a la "Esmeralda", pero el jefe de la corbeta chilena se negó a arriar su bandera".
- "Era preciso que se diese fin a un drama tan sangriento y que no reconoce ejemplo en la historia del mundo".
- "En efecto, la "Esmeralda" se inclinó hacia estribor que fue por donde el ariete la cortó y segundos después se hundió siempre de proa.
El pabellón chileno fue el último que halló tumba en el mar".
- "Al hundirse la "Esmeralda", un cañón de popa por el lado del estribor hizo el último disparo, dando la tripulación vivas a Chile".
- "Después de la catástrofe, que apagó los gritos de entusiasmo con que desde el principio eran saludados los tiros del "Huáscar" por el pueblo y el ejército, siguió el estupor y silencio de todos.
La impresión que en los habitantes produjo el hundimiento del buque enemigo, pudo más que la alegría y la apagó. Tremendos misterios del corazón humano!.
"Lo último que desaparece en las aguas es el pabellón chileno; no se oye el más leve grito, ni clamor alguno de socorro; ni siquiera resuenan vítores... a todos nos tiene anonadados el horror de aquella tremenda escena".
El sacrificio de Prat y la tripulación de la "Esmeralda", permitió que el convoy transportando 2.500 hombres enviados a Antofagasta, pudieran llegar a salvo a su destino y evitó que la vital máquina resacadora de agua pudiera seguir haciéndolo, para abastecer al ejército chileno en campaña.
Días después, cuando se conocieron estos hechos, Chile entero se alzó orgulloso y satisfecho.
El alma nacional, hasta entonces angustiada por la pasividad de nuestras armas, se manifestó de súbito vigorosa y plena de admiración por este ejemplo de heroísmo masivo.
Se había producido la unidad nacional. Todas las voluntades se sumaron y aglutinaron en el esfuerzo común de vencer.
Los mártires de Iquique dejaban señalado el camino de la victoria; cada chileno se sintió comprometido con el sacrificio de los héroes y comprendió que había que seguir la ruta de la entrega total al servicio de la Nación en guerra.
Se produjo, por ende, la movilización torrentosa de la juventud y del pueblo a los cuarteles para integrar los cuadros movilizados; las mujeres intensificaron sus quehaceres para avituallar al ejército y algunas se alistaron como cantineras; los labriegos redoblaron su tarea campesina al tomar a su cargo las labores de los ausentes que dejaron sus herramientas por las armas.
Pero, lo más importante de este combate, es que inflamó el espíritu patriota de los chilenos y reforzó la norma iniciada por Lord Thomas Alexander Cochrane y cumplida hasta la fecha, que es pelear contra el enemigo para "Vencer o Morir".
Este hecho de armas creó una mística que acompañó a las fuerzas chilenas durante toda la guerra, que permitió lograr la victoria final a pesar de los inmensos sacrificios y penurias soportadas por nuestras tropas.
Así, cuando el ejército preparaba sus tropas para tomar el Morro de Arica, bastaron dos regimientos para tomarlo en 55 minutos; el mismo espíritu acompañó en las batallas de Chorrillos y Miraflores, que abrieron la capital peruana a las tropas del General Manuel Baquedano y fue ese el motivo que se inmolaran 77 chacabucanos en la aldea de La Concepción, ante fuerzas inmensamente superiores.
Se puede decir con propiedad que en Iquique se ganó la Guerra del Pacífico.
Importancia del Combate Naval de Punta Gruesa
la Fragata Blindada Independencia
La importancia del Combate Naval de Punta Gruesa es inmensa
y radica en la perdida para el Perú de su mejor buque,
la Fragata Blindada Independencia

La Covadonga huía de la Independencia mientras la atacaba. Una bala de la Covadonga deshizo la escotilla de la máquina. En el puente de la Independencia estaban Moore con los Tenientes Palacios y Narciso García y García. Moore maldecía, sus ordenes eran ejecutadas con impericia. Otro bombazo trizo el puente por la mitad. Rifleros desde la orilla disparaban sobre la Covadonga.
La Independencia acosaba a los chilenos contra la caleta de molle, tratando de encerrarlo, esperando la aparición del Huáscar, pero nuevamente la Covadonga esquiva a su perseguidor por fondos bajos.
Siete a doce brazas limpias de profundidad en Punta Gruesa le fue anunciando a Moore. Ahí, tenía planeado espolonear.
Sonda en mano anunciaba la profundidad. 10,9 brazas. Desde la Covadonga tiroteaban furiosamente a la Independencia. Ya veían a la corbeta hundida o rendida. Ni More ni sus oficiales se movían del puente. A proa el Alférez Guillermo García y García espada en mano espera que se acorte la distancia.
Cuando la profundidad era de ocho brazas la Independencia acelera para dar el golpe final.
Los timoneles de la Independencia en una pésima maniobra dirigían al blindado hacía la costa, mientras Guillermo García y García caía despedazado por el fuego chileno.
Las rocas partían la Independencia. El feroz chirrido detuvo al imponente buque descuajando las calderas.
More no podía explicar el desastre. El blindado inmóvil, prácticamente destruido, el Huascar no aparece y la Covadonga regresa a dar el último golpe.
Los marineros saltaban al agua, pero More ordenó mantenerse en sus puestos. El agua comenzaba a filtrarse en el buque. Viendo lo crítico de la situación se ordenó prender fuego a la Santa Bárbara y arriar los botes para abandonar el buque.
La Covadonga empezó a hacer fuego sobre la embarcación, que aunque inmóvil, mantenía su bandera a tope, signo de que se mantenía el combate.
El Coronel Manuel Chapel respondía el fuego con sus infantes sobre el blindado peruano.
La Independencia sigue cayendo hacia estribor. La metralla había quebrado la driza que sostenía en alto el bicolor peruano. El marinero peruano Federico Navarrete corrió a repararlo. Después de cumplir su heroica misión cae muerto por una bala que lo atravesó.
Juan Guillermo More y su Independencia han sido derrotados. Ahora, el Huáscar tendrá que pelear solo.
Todo había acabado para el blindado más poderoso del Perú, cuando el Huáscar fue avistado.
La Covadonga al percatarse huyo rumbo al sur, ya habían hecho más de lo que se esperaba.
La Covadonga huía de la Independencia mientras la atacaba. Una bala de la Covadonga deshizo la escotilla de la máquina. En el puente de la Independencia estaban Moore con los Tenientes Palacios y Narciso García y García. Moore maldecía, sus ordenes eran ejecutadas con impericia. Otro bombazo trizo el puente por la mitad. Rifleros desde la orilla disparaban sobre la Covadonga.
La Independencia acosaba a los chilenos contra la caleta de molle, tratando de encerrarlo, esperando la aparición del Huáscar, pero nuevamente la Covadonga esquiva a su perseguidor por fondos bajos.
Siete a doce brazas limpias de profundidad en Punta Gruesa le fue anunciando a Moore. Ahí, tenía planeado espolonear.
Sonda en mano anunciaba la profundidad. 10,9 brazas. Desde la Covadonga tiroteaban furiosamente a la Independencia. Ya veían a la corbeta hundida o rendida. Ni More ni sus oficiales se movían del puente. A proa el Alférez Guillermo García y García espada en mano espera que se acorte la distancia.
Cuando la profundidad era de ocho brazas la Independencia acelera para dar el golpe final.
Los timoneles de la Independencia en una pésima maniobra dirigían al blindado hacía la costa, mientras Guillermo García y García caía despedazado por el fuego chileno.
Las rocas partían la Independencia. El feroz chirrido detuvo al imponente buque descuajando las calderas.
More no podía explicar el desastre. El blindado inmóvil, prácticamente destruido, el Huascar no aparece y la Covadonga regresa a dar el último golpe.
Los marineros saltaban al agua, pero More ordenó mantenerse en sus puestos. El agua comenzaba a filtrarse en el buque. Viendo lo crítico de la situación se ordenó prender fuego a la Santa Bárbara y arriar los botes para abandonar el buque.
La Covadonga empezó a hacer fuego sobre la embarcación, que aunque inmóvil, mantenía su bandera a tope, signo de que se mantenía el combate.
El Coronel Manuel Chapel respondía el fuego con sus infantes sobre el blindado peruano.
La Independencia sigue cayendo hacia estribor. La metralla había quebrado la driza que sostenía en alto el bicolor peruano. El marinero peruano Federico Navarrete corrió a repararlo. Después de cumplir su heroica misión cae muerto por una bala que lo atravesó.
Juan Guillermo More y su Independencia han sido derrotados. Ahora, el Huáscar tendrá que pelear solo.
Todo había acabado para el blindado más poderoso del Perú, cuando el Huáscar fue avistado.
La Covadonga al percatarse huyo rumbo al sur, ya habían hecho más de lo que se esperaba.
Crónicas de los diarios de la época
El miércoles 21 de mayo de 1879, día de inolvidables recuerdos para todas las tripulaciones de la Armada de Chile. Se batieron con coraje, honor y gloria en defensa de la patria en la rada de Iquique y Punta Gruesa la corbeta Esmeralda, al mando del Capitán de Fragata Arturo Prat Chacón y la cañonera Covadonga, al mando del Capitán de Corbeta Carlos Condell de la Haza.

"Todos cumplieron con su deber, sin arriar el pabellón, aunque el enemigo fuera inmensamente superior!..."
Extracto de la opinión del diario peruano, El Comercio de Iquique, que publicó un artículo el 22 de mayo de 1879, pues el articulista fue testigo presencial del combate y cuyos párrafos más notables son los siguientes:
- "Al habla ambos buques, el Comandante Grau intimó rendición a la "Esmeralda", pero el jefe de la corbeta chilena se negó a arriar su bandera"...
- "Era preciso que se diese fin a un drama tan sangriento y que no reconoce ejemplo en la historia del mundo"...
- "En efecto, la "Esmeralda" se inclinó hacia estribor que fue por donde el ariete la cortó y segundos después se hundió siempre de proa...
- "El pabellón chileno fue el último que halló tumba en el mar"...
- "Al hundirse la "Esmeralda", un cañón de popa por el lado del estribor hizo el último disparo, dando la tripulación vivas a Chile"...
- "Después de la catástrofe, que apagó los gritos de entusiasmo con que desde el principio eran saludados los tiros del "Huáscar" por el pueblo y el ejército, siguió el estupor y silencio de todos"...
- "La impresión que en los habitantes produjo el hundimiento del buque enemigo, pudo más que la alegría y la apagó. Tremendos misterios del corazón humano!..."
- "Lo último que desaparece en las aguas es el pabellón chileno; no se oye el más leve grito, ni clamor alguno de socorro; ni siquiera resuenan vítores... a todos nos tiene anonadados el horror de aquella tremenda escena"...
- "El Comandante John B. Rodgres, de la Fragata norteamericana "Pensacola", comentó después de haber presenciado el Combate Naval de Iquique :"Desde que hay mar y hay Marina, jamás había presenciado nada más grande y heroico, que la conducta de Prat y sus compañeros..."
"El "Times" de Londres publicó :"Este es uno de los Combates más gloriosos que jamás haya tenido lugar. Un viejo buque de madera casi cayéndose en pedazos sostuvo la acción durante casi tres horas y media contra una batería de tierra y un poderoso acorazado, y concluyó con su bandera al tope"...
Arturo Prat y su tripulación inmortal

Quien visite la costanera de la ciudad de Arica, frente al imponente Morro histórico, verá la figura gallarda en bronce del héroe máximo de la Armada nacional, el capitán ninhuano Arturo Prat Chacón, señalando con su sable hacia el sur, hacia Iquique, donde se inmoló cumpliendo su deber en el holocausto de la Esmeralda, en un acto quizás premeditado, saltando al abordaje del poderoso acorazado peruano, acción que lo catapultó a la inmortalidad llenando de orgullo los corazones de sus connacionales hasta el día de hoy, dadas las circunstancias en que se produjo aquella acción de armas, una hazaña como pocas en el mundo.
"Al abordaje muchachos" es la frase que proyectó a la eternidad a este marino íntegro junto a sus tripulantes y a la guarnición de la vieja mancarrona, como la apodaban cariñosamente.
Sin habérselo propuesto, se vieron envueltos en aquella noble gesta. Su memoria se conserva intacta en la mente de todos los chilenos.
Desde nuestra infancia nos quedan grabados los óleos de Álvaro Casanova y Thomas Somerscales que tratamos de imitar, con nuestros torpes dedos empleando lápices de color, no olvidando destacar el famoso salto del capitán y el hundimiento de la Esmeralda.
Años antes, en 1865, con motivo de la guerra contra España, algunos de sus tripulantes, los guardiamarinas Arturo Prat, Carlos Condell y Luis Uribe, como ironía del destino en la batalla de Papudo, con gran destreza intervinieron en la captura de la goleta Covadonga, arrebatándosela a la escuadra española que rondaba nuestras costas en la guerra contra la nación ibérica.
El nombre de esta nave recuerda a la virgen homónima venerada en Asturias y en la victoria de los visigodos sobre los moros.
El 16 de mayo se recuerda la muerte de don Wenceslao Vargas, el último sobreviviente de la Esmeralda. Numerosos fueron los protagonistas de la gesta de Iquique que permanecen incógnitos, con excepción del sargento Juan de Dios Aldea, de 26 años.
En la nómina se incluían muchos jóvenes y 34 muchachos de corta edad que no tenían más de 15 años, aunque, excepcionalmente se encontraba el niño grumete de 10 años , Juan Emilio Amigo, quien no sucumbió en el combate. Eran tiempos en que la corta edad no era novedad, porque a los 13 ó 14 años comenzaban su carrera los hombres de mar.
Cayeron el tomecino Gregorio Araya de 16 años; Gaspar Cabrales, el corneta de 15 años; los grumetes de 14 años José Briceño, Antonio Espino, Baldomero Orrego y el quirihuano Pantaleón Cortés, entre 146 hombres, quienes abandonaron este mundo junto a su capitán y se sumieron en la nebulosa del tiempo y del olvido.
Sólo sobrevivieron 54 hombres de 200, algunos de los cuales fueron los marineros José Gutiérrez y Esteban Barrios, el guardiamarina Arturo Fernández Vial, cuyo nombre permanece en la denominación de un equipo de fútbol penquista y los grumetes Adrián Guzmán, Manuel Concha, José Mercedes Álvarez, Zacarías Bustos, José Emilio Amigo y Wenceslao Vargas.
Este fue el más longevo de todos los veteranos. "Sobrevivió" hasta los 93 años.
Por ley especial fue ascendido a vicealmirante como una manera de homenajear a los tripulantes de la Esmeralda. Falleció en 1958.
El ayudante cirujano, Germán Segura, fue entrevistado por la revista Selecta el año 1911, donde relató los pormenores de la batalla naval y de su rescate.
Todos ellos nos dejaron un legado que siempre será preservado en la memoria colectiva para comprender el pasado y el presente de nuestro país y el valor de nuestros antepasados...
Los Niños Héroes
Los Niños Héroes de la Guerra del Pacífico

Cuando se habla de la guerra del pacifico , por lo general solo se habla de los grandes próceres de esta , los guerreros inmortales ya conocidos por todos , pero poco se menciona de los jóvenes que participaron, combatieron e incluso muchos de ellos murieron en esta conflagración .
Muchos de estos muchachos de cortos años se enrolaron o se escaparon de sus casas para ingresar a la marina o al ejercito de Chile , ya sea por seguir a un hermano , padre o simplemente por querer aportar su cuota a la patria que los vio nacer y que ahora se encontraba amenazada , sin duda que muchos de estos nombres se perdieron en el tiempo igual que muchas de estas pequeñas vidas .
He aquí algunos de estos desconocidos niños héroes .........

JOSE EMILIO AMIGO AMIGO :
Nacido en San Javier de Loncomilla , fue el héroe mas joven del combate naval de iquique , siendo parte de la dotación de la corbeta "ESMERALDA" cuando solo tenia 10 años de edad .
Según las nominas de la tripulación que participo en dicho combate , el pequeño Jose figuraba como grumete , cuya labor era atender las bajas de los buques de la escuadra .
En aquellas nominas aparece como fallecido durante el transcurso del combate , sin embargo algunas fuentes aseguran que el grumete Jose Amigo Amigo habría sobrevivido a la contienda logrando regresar posteriormente a su hogar , esto se basa en investigaciones de un suboficial de infantería de marina que logro encontrar un acta de matrimonio en una iglesia del Maule del año 1929 donde figuraba el matrimonio de Jose Emilio Amigo Amigo , luego de esto nuevamente se pierde su pista en el tiempo .
JOSE BALTASAR BRICEÑO CORDERO : Nació en Rancagua el 19 de Agosto de 1864 y el dia 20 de Febrero de 1879 fue contratado como grumete para servir a bordo de la corbeta "ESMERALDA" por un periodo de un año .
El 21 de Mayo de 1879 tomo parte en el combate librado en la rada de Iquique contra el blindado Huascar se mantuvo con vida casi en la totalidad del combate y lucho como un hombre mas , nunca dejo de atender a los heridos y murió junto a la esmeralda sumergiendose con ella a las profundidades su cuerpo nunca fue encontrado , este niño heroe perdió su vida a los 14 años ...
GREGORIO ARAYA ABURTO : Miembro de la corbeta "ESMERALDA" que combatió en Iquique , se incorporo a los 11 años a la marina en el año 1874 .
Según los registros de la época . Gregorio falleció en el transcurso del combate , cuando solo tenia 16 años de edad .
GASPAR CABRALES BESODILLA : Tenia 15 años de edad y había sido destinado a la guarnición de la corbeta "ESMERALDA" en calidad de tambor y corneta de ordenes . Permanecio junto al comandante Prat desde el inicio de la contienda , cumpliendo fielmente sus ordenes .
Al momento del abordaje al Huascar , la orden de Prat no pudo ser transmitida por el joven , pues este estaba muerto por los proyectiles lanzados desde el Huascar .
J. ARTURO OLID ARAYA : Miembro de la dotación de la goleta "COVADONGA" en el combate naval de Punta Gruesa y protagonista de numerosos y batallas de la Guerra del Pacifico y la revolución de 1891 .
Al declararse la guerra tenia 13 años y había dejado sus estudios en el colegio de los Padres Franceses de Valparaiso , logro embarcarse en la goleta "COVADONGA" como aprendiz de mecánico a racion y sin sueldo . EL 21 de Mayo de 1879 , estuvo en la "covadonga" al mando de Carlos Condell . Sobrevivio a la guerra y llego a ser un destacado político Chileno..
JOSÉ DOLORES Y SABIDO GONZÁLEZ VALENZUELA
José Dolores y Sabido nacieron en la ciudad de Copiapó y fueron hijos de Rafael González y María Valenzuela. Al declararse el conflicto armado de 1879, José Dolores estudiaba en la escuela de Artesano de Copiapó y ganaba dinero llevando libros; ganancias que finalmente obsequiaba a su madre.
La noticia de la guerra recorrió el extenso territorio nacional, y José Dolores decidió marchar al encuentro de los enemigos de Chile, engrosando las filas del "2ª de Línea", como soldado de la 3ª Compañía del 2ª Batallón al mando del capitán José Antonio Garretón.
A fines de noviembre del mismo año, luego de la batalla de Dolores, una expedición chilena fue enviada a Tarapacá con el objeto de perseguir a los aliados fugitivos de la batalla, el 27 de noviembre, dicha expedición sería sorprendida en la quebrada de Tarapacá, por el ejército aliado fortalecido gracias a las tropas del general Buendía que provenían de Iquique. Las fuerzas peruanas y bolivianas más que duplicaban en números las chilenas.
Es en esta acción donde el pequeño José Dolores y su hermano Sabido pierden la vida, sucumbiendo uno al lado del otro, en medio de la horrenda carnicería que se llevaba a cabo en la árida quebrada de Tarapacá.
Meses más tarde, el coronel Mauricio Muñoz en una carta dirigida al general Erasmo Escala, se refiere a la suerte que ambos hermanos corrieron en el transcurso de la batalla:
"Respecto a los hermanos González, es efectivo que José Dolores pertenecía al regimiento y murió en Tarapacá a consecuencia de tres heridas que recibió en el combate, Sabido era un muchacho como de 11 años de edad, que andaba con su hermano, por consiguiente no estaba agregado al regimiento. Según la exposición de algunos soldados, cuando hirieron a José Dolores, Sabido lo condujo a un rancho que había ahí cerca, y de repente se vio arder, se quemaron los dos hermanos, junto con otros."
JOSÉ AGUSTIN COLOMA ACEVEDO
Nació en Valparaíso - Chile y sus padres fueron José S. Coloma y Agustina Acevedo.
En febrero de 1879 se contrató para servir a bordo de la corbeta "Esmeralda", por el lapso de un año. José tenía entonces 16 años y media 1,52. Al momento de embarcarse tenía el grado de grumete, sin embargo el 10 de marzo de 1879 sería ascendido a marinero 2ª.
El 21 de mayo, del mismo año José Coloma sería herido en el combate desarrollado en la rada de Iquique, salvando de morir ahogado en las aguas, luego del hundimiento de la nave chilena, gracias a la ayuda del guardiamarina Vicente Zegers y del patrón de bote José Alarcón. Más tarde sería recogido por los marineros del "Huáscar" y trasladado al hospital de Iquique, donde se recuperaría y regresaría a Chile junto al resto de los sobrevivientes de la heroica contienda. El marinero José Agustín Coloma falleció en Valparaíso en el año 1888.
JOSÉ MANUEL CONCHA
Nació en Valparaíso en el 1866, ingreso a la Marina como grumete al declararse la guerra, José Concha participó en el combate naval de Iquique a bordo de la corbeta "Esmeralda" cuando tenía 13 años de edad .El pequeño José fue uno de los pocos grumetes que sobrevivieron al combate y tras haber permanecido en cálida de prisionero durante varios meses, regresa a Chile en diciembre de 1879, junto al resto de los tripulantes de la gloriosa corbeta "esmeralda".
Tras retornar a la Patria, el grumete Concha se reembarca, ascendido a marinero 2ª y participando en el combate de Arica y de El Callao en 1880, a bordo del monito "Huáscar". Posteriormente., José Concha ascendería a timonel, participando, a inicio de 1881, en las operaciones de fuego de apoyo naval que el buque debió prestar a las tropas del ejército en los asalto a las fortalezas peruanas del Morro Solar, Chorrillos y Miraflores.
Finalizada la Guerra del Pacifico, José Concha contrajo matrimonio, con Juana María González, debiendo trabajar como jornalero para poder subsistir. Falleció en Iquique el 10 de diciembre de 1991, producto de una enfermedad renal y en condiciones de miseria y pobreza.
ADRIÁN GUZMÁN LAVELL
Sus padres fueron don Fermín Guzmán y doña Petronila Lavell.
El 20 de febrero del año 1879, a la edad de 14 años, se contrato como grumete para servira bordo de la corbeta "Esmeralda". Media 1,5 cm de estatura, era de tez morena el pelo y los ojos negros.
Salvo con vida del combate naval de Iquique, siendo tomado prisionero por los peruanos. Luego de la ocupación de la cuidad, por parte de las tropas chilenas, el grumete Adrián Guzmán regresa a chile a bordo de la cañonera "Pilcomayo".
Luego se embarca en el monitor "Huáscar", ascendido al grado de marinero 2ª y participa en los combates de Arica, El callao, y los bombardeos de Morro Solar, Chorrillo y Miraflores.
FRANCISCO ARREDONDO
Muy poco se sabe de este joven soldado que perteneció a la 2ª Compañía del Regimiento Nº 1 de Artillería.
Según algunas fuentes bibliográficas, aquel niño tendría unos 13 años de edad, destacándose como corneta de la unidad. El libro "El roto Chileno" de Roberto Hernández C. nos cuenta lo siguiente respecto a su participación en la Batalla de Miraflores.
"Este, para animar a la tropa no cesaba de tocar diana en medio del infernal bullicio de los primeros instantes de la sorpresa, al mismo tiempo que batía una bandera chilena con la mano que la quedaba libre"
ANÓNIMO: "EL GRUMETE DEL CABILLERO".
El presente es un relato del almirante don Vicente Zegers, quien participó en el Combate naval de Iquique, a bordo de la "Esmeralda", con el grado de guardiamarina: "Debo citar otro incidente que ocurrió al bajar de la toldilla. Vi a un muchacho que, tomado del cabillero del palo mesana, parecía estarse escondiendo. Entonces, dirigiéndome hacia él, le dije: - ¡Sal de ahí inmediatamente, y vete a tu puesto!" "Entonces él, con lágrimas en los ojos, me dijo. "- Señor, dispénseme, pero no puedo, porque me falta una pierna!" "En efecto, me acerqué a él y vi que tenía la pierna derecha completamente destrozada, estando parado con la otra, sobre un charco de su propia sangre."
EL TAMBORILERO: JUAN PINTO
Sólo 13 años de edad, Juan Pinto Cabrera ocupaba el cargo de tambor de órdenes del Batallón Colorados de Bolivia. El Museo del Litoral de La Paz y otros archivos no tienen más datos sobre su procedencia. En la batalla del Campo de la Alianza, el 26 de mayo de 1880, cambió su tambor por un fusil. Cuentan que cuando los colorados eran castigados por el intenso fuego de la artillería enemiga, arrebató a un herido de su batallón su arma para enfrentar al enemigo junto a sus camaradas y cayó de cara al sol, como el resto de su batallón.
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Como ven estos son solo algunos de los niños guerreros , como estos hubieron muchos mas cuyos nombres se los llevo el tiempo , pero sus imagenes quedaron impresas en muchas fotografías de esa época.
¿Qué pasó con los sobrevivientes del combate naval de Iquique?

De los 198 tripulantes de la "Esmeralda" murieron en el combate 140 hombres. Los 58 restantes fueron recogidos del agua por los botes del "Huascar" y llevados prisioneros a la aduana de Iquique, donde actualmente funciona el museo naval. A los 9 oficiales se les llevo a Tarma al interior del perú como prisioneros y posteriormente fueron canjeados por los oficiales que fueron capturados por los marinos chilenos al caer el monitor "Huascar" en poder de la armada de Chile el 8 de octubre del mismo año 1879. Los 49 marineros restantes estuvieron prisioneros en la aduana hasta que Patricio Lynch les dio la liberación el 25 de noviembre de 1879, cuando se hizo la primera municipalidad de Iquique bajo la tuición chilena. Corría el primer año de la guerra del pacífico, que terminó con el combate de Huamachuco el 10 de julio de 1883.
Esta es la lista de los sobrevivientes del combate naval de Iquique:
-Teniente1º : Luis Uribe
- Francisco Sánchez
-G. Marina: Arturo Fernández
- Vicente Zegers
- Arturo Wilson
-Cirujano 1º: Cornelio Guzmán
-Contador 2º: Juan Oscar Góñi
-Mecánico: José Fructuoso Vargas
-Mayordomo: Manuel Meneses
- Alejandro Díaz
-Condestable 2º : Vicente Eguabil
-Contramaestre 1º: Constantino Micalví
-Guardián 1º: Matías Matamala
-Guardián 2º: Ramón Rodríguez
-Timonel: Edo. Cornelio
- Elías Aranguiz
-Captan. de alta: Tomas Blanco
José Rodríguez
Evangelio Bono
Demetrio Jeorge
-Patrón botes: José Alarcon
-Marinero 1º : Marcos Rojas
- José Gutiérrez
- Charles Moore
Esteban Barios
Agustín Oyarzun
Serafín Romero
Pedro Manrriquez
Benjamin Reyes
Alejandro Díaz
Pedro Aroz
-Marinero 2º : Juan Casanova
Luis Ugarte
José Luis Barrera
Tomas Garcez
Agustín coloma
-Fogonero 1º: Pedro estamopolis
-Fogonero 2º: Andrés Pérez
- desiderio Domínguez
bartolomeo rosso
José donaire
-Ayudante cirujano: german segura
-Grumete: adrián Guzmán
Zacarías Bustos
Manuel Concha
Luciano Bolado
Wenceslao Vargas
Mercedes Álvarez
-Sub teniente: Antonio Hurtado
-Soldado: Manuel Díaz
José Muñoz
Juan Fco. Mancilla
José Vicente Vergara
Gumerciado González
Nicanor Navas
Nicanor Valenzuela
El guardia marina Arturo Fernández Vial, el 21 de mayo de 1879, a los 21 años, tomó parte activa en el combate naval de Iquique como guardia marina de entrepuente, naufragando con la "Esmeralda" y tomado prisionero. Permaneció como tal, primero en Iquique y luego en Tarma, una localidad al interior del Perú, hasta el 31 de diciembre de ese año, fecha en que fue cambiado por un prisionero de la "Pilcomayo" y regresó a Valparaíso. La gloriosa acción de Iquique le valió el ascenso a teniente 1º el 16 de Junio de 1879. En Valparaíso se embarco en la "Pilcomayo", mandada por Luis Uribe orrego, que fuera el segundo de la "Esmeralda", y que también había ascendido en la fecha señalada a capitán de fragata.
De esa cañonera paso al "Huascar", mandado por Carlos condell, a la sazón capitán de navío. Ello ocurrió en 1881 y participo en los bombardeos de callao y en las batallas de Chorrillos y Miraflores.
En 1882 paso al "Cochrane", buque insignia del comodoro Latorre.
Asciende Fernández al grado de capitán de corbeta graduado el 21 de mayo 1884, siendo nombrado oficial.
El año 1885 es nombrado comandante del transporte "Angamos". Luego pasa en 1887 a comandar el "abtao", buque que zarpa en viaje de instrucción de guardiamarinas, en 1888, a la Oceanía, tocando en Manila, Hong Kong, Yokohama y san francisco de California.
El 15 de diciembre fue comisionado por el gobierno para el estudio y organización el dique y los servicios de marina en Talcahuano. Como resultado de esta comisión presentó un memorial al ministerio de marina, estableciendo las bases para la prosecución de los trabajos del puerto militar.
El 1 de marzo de 1895 fue nombrado adicto naval a la legación de Chile en brasil.
Ese mismo año, el 23 de julio, fue nombrado adicto a la legación de Chile en Uruguay, en cuyo cargo permaneció hasta octubre, fecha en que fue nombrado gobernador marítimo de Valparaíso.
En 1903 nuevamente fue nombrado comandante en jefe de la división de evoluciones, cargo que desempeño hasta el 26 de junio, en que se le expidió cédula de retiro temporal. El 30 de julio de 1916, por decreto supremo de le concedió su retiro absoluto del servicio de la armada.
Desde entonces se ocupo en Santiago en crear organismos sociales de instrucción. Contribuyo a la formación de 14 escuelas nocturnas, fomento el atletismo, fue uno de los fundadores de la asociación atlética nacional y perteneció a la acción cívica y contra el alcoholismo.
En estas actividades de bien publico lo encontró la muerte en noviembre de 1931.
En concepción existe un club deportivo que lleva su nombre.
Fue casado con doña Elisa Zegers.
El contador segundo Juan Oscar Góñi, participo activamente en el combate naval de Iquique, el 21 de mayo de 1879.
Pocas horas antes del hundimiento de la heroica corbeta, Góñi fue encargado por su comandante a la destrucción de la correspondencia oficial, la que lanzo al fondo del mar atada con un proyectil.
Sobreviviente de esta acción naval, fue sacado del agua y tomado prisionero, siendo enviado junto al segundo comandante Luis Uribe y el resto de los oficiales de la "Esmeralda" al pueblo de Tarma, en el departamento de Junin, al interior del perú. El 23 de noviembre fue canjeado por el contador Juan Alfaro del "Huascar".
De tal manera que se encuentra a Góñi nuevamente a bordo, esta vez del "Huascar", el 27 de febrero de 1880, combatiendo contra el "Manco Capac".
Se le otorgan las medallas de oro por la primera campaña naval de la guerra y por el combate de Iquique, además de la conferida por la municipalidad de Valparaíso.
El 27 de junio de 1879 ascendió a contador de primera clase.
Por enfermedad tuvo que retirarse de la armada en 1884 y en 1885 se le concedieron 10 años de abono en sus servicios, con lo que completo 23 años en la institución.
Es reincorporado como contador mayor de segunda clase el 21 de enero de 1897 y se desempeña como inspector de contabilidad. Al año siguiente pasa a servir en el apostadero naval de Talcahuano, como contador de la comandancia en jefe, cargo en el que permanece hasta 1900, en el que se le concede su retiro absoluto.
Muere finalmente en el año 1919.
El cirujano primero Francisco Cornelio Guzmán permaneció siempre en su puesto de combate mientras duro la pelea, pero cuando observo que el personal que quedaba fue desnudándose y arrojándose al agua, él hizo lo mismo, permaneciendo en la superficie del mar hasta que fue rescatado por los botes del "Huascar" y hecho prisionero. En esta calidad estuvo primero en Iquique y después en Tarma, donde fue recluido con los demás en una casa que pertenecía a un señor Santa María.
Terminada la campaña fue enviado a estudiar medicina militar a las clínicas europeas. Allí se especializo en cirugía.
A su regreso de Europa se produjo una epidemia de cólera en la provincia de Aconcagua en 1886, la que combatió eficientemente, dando así una prueba mas de que así como había sido abnegado en la guerra, también lo era en la paz.
Por una ley del 12 de septiembre de 1879 se le concedió una gratificación anual vitalicia de 400 pesos, compatible con cualquiera asignación o sueldo que pudiera corresponderle.
Se acogió a jubilación en 1910. Fuera de sus cargos oficiales fue profesional de vastos conocimientos y experiencia, ejerciendo su apostolado en varios hospitales de caridad; hacia clases en la escuela de medicina; fue presidente de la sociedad medica y entusiasta miembro de la cruz roja de Chile.
Retirado del servicio activo, fijo su residencia en Francia, en los alrededores de Niza, donde lo sorprendió la muerte el 16 de julio de 1928, después de una vida en la que cosecho laureles, abundantes afectos y simpatía, que perduraron en el recuerdo de cuantos le conocieron.
Posteriormente fueron repatriados sus restos y hoy descansan en paz en el monumento a los héroes de Iquique en Valparaíso.
El teniente primero Francisco Sánchez Alvaradejo, aborda la "Esmeralda" como tercer oficial del buque. Ya sabemos lo que ocurrió el 21 de mayo de 1879 en Iquique, pero en las relaciones posteriores al combate ocurrió algo realmente insólito: se cometió un error que significo una enorme injusticia para con el teniente Francisco Sánchez, pues hay cronistas que ni siquiera lo mencionan entre los oficiales de la "Esmeralda", en circunstancias que se hallaba a bordo, lucho con ardor, igual a todos y fue rescatado del agua después del hundimiento y tomado prisionero igual que al resto de los sobrevivientes de la epopeya.
Los oficiales eran los siguientes: Arturo Prat Chacón, Luis Uribe Orrego, Francisco Sánchez Alvaradejo, instructor de artillería y especialmente encargado de la batería de estribor, Ignacio Serrano Montaner, Ernesto Riquelme Venegas, Arturo Wilson Navarrete, Arturo Fernández Vial, Vicente Zegers Recasens, Cornelio Guzmán, Juan o. Góñi y Antonio Hurtado.
Resulte curioso, por lo tanto, o de mal gusto, porque demuestra un profundo desconocimiento o estulticia de quien diga que el tercer oficial de la "Esmeralda" era Serrano. Nadie se acuerda de Sánchez, un hombre que tuvo un desempeño brillante.
La verdad es que a este oficial, aunque siguió su carrera hasta el grado de contraalmirante, se le conoce poco o nada y por eso cualquier mal intencionado o ignorante puede crear un infundio que perjudique a un hombre a quien deliberadamente se le quiere opacar.
El teniente primero Luis Uribe orrego, estuvo a bordo como vicealmirante de la corbeta "Esmeralda". Su madre, la señora rosario era muy supersticiosa y atribuía al numero 21 una amenazadora combinación, por sus tres veces 7. El día 21 de mayo de 1879, en los momentos en que su hijo flotaba en las olas de Iquique llenas de restos náufragos, precisamente a la misma hora, ella moría bruscamente de un ataque cardiaco en Valparaíso. Desaparecía de la vida en los momentos en que el esplendor del heroísmo envolvía a su hijo.
Terminado el desigual combate, en el lugar de producir en el "Huascar" la alegría de una victoria, origino una actitud de sorpresa y un sentimiento de admiración, el comandante Grau hizo recoger a los sobrevivientes de la "Esmeralda", entre los cuales se hallaba Luis Uribe Orrego.
Él fue canjeado por el teniente 1º Pedro Gárezon del "Huascar".
En enero de 1880 Uribe regreso a Valparaíso y se embarco en febrero como comandante de la "Pilcomayo" en la que zarpo al norte a participar asimismo en la campaña de Lima.
Hecha la digresión, el contraalmirante Luis Uribe, en su ultima destinación de la armada, fue comandante general de la marina y se le concedió el retiro absoluto con el grado de vicealmirante.
Coopero en la "revista de Valparaíso ", que su ilustre progenitora fundo en el puerto en 1873.
El 17 de julio de 1914 se cierran sus ojos para siempre, a los 67 años de edad, después de una fructífera existencia.
A su hija Flora Uribe Newlove la armada le concedió una pensión de gracia después de la muerte de su madre. Tuvo 2 hijos hombres, Samuel y Luis Uribe Newlove que fueron oficiales de marina, retirándose del servicio, el primero en 1899 y el segundo en 1900, ambos con el grado de teniente 2º.
El guardia marina Arturo Wilson Navarrete fue el ultimo oficial sobreviviente de esa memorable jornada.
Wilson, así como los demás oficiales náufragos de la gloriosa corbeta, permanecieron prisioneros en Tarma, en la sierra del perú. Allí supieron de la captura del "Huascar". A mediados de diciembre, un convenio de canje de prisioneros permitió a los oficiales de la "Esmeralda " regresar a Valparaíso a fines de ese mes. En ese puerto tuvieron una recepción gloriosa, muy merecida por cierto.
Fue transbordado a la "O'Higgins" en junio de 1887 y emprendió un viaje de instrucción de guardia marinas a lo largo de la costa, llegando hasta Arica y de allí a Juan Fernández y Lota.
En 1914, poco tiempo antes del estallido de la primera guerra mundial, la marina de chile le concede la cédula de retiro absoluto, después de prestar 46 años de servicios efectivos.
A los 85 años de edad, en que se cerraron definitivamente sus ojos por un repentino ataque cardiaco, conservaba la claridad de su vigorosa mente y la lozanía de su espíritu abnegado. El 26 de Diciembre de 1936 cayo para siempre y dos días después se le hicieron suntuosos funerales en una ceremonia donde el pueblo entero de Valparaíso se reunió en las calles y en la plaza Sotomayor para rendir el ultimo homenaje a quien fuera el
ayudante del capitán Prat y héroe de le jornada de aquel inolvidable 21 de mayo de 1879.
Sus restos descansan en la cripta bajo el monumento de la marina.
Era casado con doña Adela del Solar y dejo varios hijos: Arturo, Carmen, Jorge, marino como el y Luisa. Abuelo de Victor Wilson Amenábar, contraalmirante, y bisabuelo de Arturo Wilson Browne, jefe de la armada.
El guardia marina Vicente Zegers fue tomado prisionero hasta ser canjeado por otro prisionero peruano.
El año 1885 solicito licencia por motivos de salud, la que se prolongo hasta 1889 en que volvió a la institución como capitán de corbeta, obtenido el 21 de mayo de 1884, para hacerse cargo de ayudante en el arsenal de marina.
En marzo de 1906 fue nombrado adicto naval de chile en España. En 1907 fue agregado al ministerio de relaciones exteriores y el 1º de Diciembre de 1908 se le concedió el retiro absoluto.
Murió en Santiago el 16 de Septiembre de 1926, se le hicieron honras en la capital y en Valparaíso, donde sus restos fueron sepultados en el monumento de la marina, como sobreviviente del combate naval de Iquique.
Jefe de elevada cultura y personalidad, de mosto como un oficial de la armada distinguido mientras permaneció en sus filas y como un ciudadano de selección en sus años de retiro y de descanso.
Carta de condolencias del Almirante Grau
Dirigida a su viuda, Carmela Carvajal, viuda de Prat

Monitor Huáscar.- Pisagua, junio 2 de 1879.
Dignísima señora:
Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a usted, y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya a aumentar el dolor que hoy justamente debe dominarla.
En el combate naval del 21 próximo pasado que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre las naves peruanas y chilenas, su digno y valeroso esposo, el capitán de fragata don Arturo Prat, comandante de la Esmeralda, fue como usted no lo ignorará ya, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su patria.
Deplorando sinceramente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso y triste deber de enviarle las para usted inestimables prendas que se encontraron en su poder, y que son las que figuran en la lista adjunta.
Ellas le servirán indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su desgracia, y por eso me he anticipado a remitírselas.
Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro, señora, la oportunidad para ofrecerle mis servicios, consideraciones y respeto con que me suscribo de usted, señora, muy afectísimo seguro servidor.
MIGUEL GRAU
Carta respuesta de Carmela Carvajal
al Almirante Miguel Grau


Carta de Carmela Carvajal a Miguel Grau
Valparaíso, agosto 1º de 1879.
Señor Miguel Grau.
Distinguido señor:
Recibí su fina y estimada carta fechada a bordo del Huáscar en 2 de junio del corriente año.
En ella, con la hidalguía del caballero antiguo, se digna usted acompañarme en mi dolor, deplorando sinceramente la muerte de mi esposo, y tiene la generosidad de enviarme las queridas prendas que se encontraron sobre la persona de mi Arturo, prendas para mí de un valor inestimable por ser, o consagradas por su afecto, como los retratos de familia, o consagradas por su martirio como la espada que lleva su adorado nombre.
Al proferir la palabra martirio no crea usted, señor, que sea mi intento inculpar al jefe del Huáscar la muerte de mi esposo.
Por el contrario, tengo la conciencia de que el distinguido jefe que, arrostrando el furor de innobles pasiones sobrexcitadas por la guerra, tiene hoy el valor, cuando aún palpitan los recuerdos de Iquique, de asociarse a mi duelo y de poner muy alto el nombre y la conducta de mi esposo en esa jornada, y que tiene aún el más raro valor de desprenderse de un valioso trofeo poniendo en mis manos una espada que ha cobrado un precio extraordinario por el hecho mismo de no haber sido jamás rendida; un jefe semejante, un corazón tan noble, se habría, estoy cierta, interpuesto, a haberlo podido, entre el matador y su víctima, y habría ahorrado un sacrificio tan estéril para su patria como desastroso para mi corazón.
A este propósito, no puedo menos de expresar a usted que es altamente consolador, en medio de las calamidades que origina la guerra, presenciar el grandioso despliegue de sentimientos magnánimos y luchas inmortales que hacen revivir en esta América las escenas y los hombres de la epopeya antigua.
Profundamente reconocida por la caballerosidad de su procedimiento hacia mi persona y por las nobles palabras con que se digna honrar la memoria de mi esposo, me ofrezco muy respetuosamente de usted atenta y afma. S.S.
CARMELA CARVAJAL DE PRAT
Anecdotario del 21 de Mayo
1879
Anecdotario 21 de Mayo 1879
- A bordo de la "Esmeralda" había un joven ingeniero chileno llamado Juan Agustín Cabrera Gacitúa que, según su relato, "cumplía una misión secreta e importante del gobierno". Gracias a su privilegiada posición, pudo aportar algunos datos desconocidos sobre el combate.
- Muchos de los marinos de la "Esmeralda" no sabían nadar ya que en realidad eran simples campesinos u obreros enrolados debido a que en ese momento cumplían con su servicio militar.
- Después de que el "Huáscar" hundió a la "Esmeralda", un oficial peruano le preguntó al ayudante del cirujano de la "Esmeralda", Germán Segura González, qué andar tenía la "Covadonga". Para que el "Huáscar" no lo alcanzara, éste exageró diciendo que alcanzaba unos 10 ú 11 nudos. Debido a esto, el comandante Grau desistió de perseguir al barco chileno.
- La madre de Luis Uribe, doña Rosario Orrego de Chacón, falleció el mismo día del combate.
- En la última carta de Arturo Prat a su esposa, decía: "no dejes de pagar el canon de arriendo de mi mamá".
- Por el lado peruano a bordo del "Huáscar" sólo murió el joven teniente segundo AP Jorge Velarde, que cayó en el segundo abordaje chileno al monitor peruano, encabezado por el teniente Ignacio Serrano.
- Luego del combate, el capitán de navío Miguel Grau escribió una carta de pésame a la viuda, señora Carmela Carvajal de Prat, adjunto a dicha carta, Grau envió los efectos personales de Prat encontrados con él, incluso su sable.
- El Sargento chileno Juan de Dios Aldea Fonseca, quien saltó al abordaje junto al Capitán Prat, resultó gravemente herido y fue atendido en la enfermería del "Huáscar" por orden del Almirante Grau. Lo mismo ocurrió con el teniente Ignacio Serrano Montaner. Este, al verse solo en la habitación, y a pesar de estar gravemente herido, intentó prenderle fuego a las cortinas con una de las lámparas existentes. No logró su cometido y falleció minutos después.
- El Capitán de Navío peruano Juan Guillermo More, Comandante de la fragata blindada Independencia, pierde su nave al hacerla encallar durante la persecución a la "Covadonga". Es sometido a una Corte Marcial pero debido a la guerra, este proceso nunca terminó, pero fue puesto bajo arresto en Arica. Voluntariamente se une a las tropas peruanas apostadas en el Morro de Arica, donde era comandante de las baterías del Morro, al mando del cual es muerto durante el combate.
- Carlos Condell sería tiempo después el tercer Comandante del Huáscar durante el conflicto, después del Almirante Grau (Perú) y el Capitán Thompson (Chile)
- Actualmente, en el Huáscar-museo se recuerda con todos los honores a los tres comandantes, y héroes, fallecidos en su cubierta: Prat, Grau y Thompson
- A bordo de la "Esmeralda" había un joven ingeniero chileno llamado Juan Agustín Cabrera Gacitúa que, según su relato, "cumplía una misión secreta e importante del gobierno". Gracias a su privilegiada posición, pudo aportar algunos datos desconocidos sobre el combate.
- Muchos de los marinos de la "Esmeralda" no sabían nadar ya que en realidad eran simples campesinos u obreros enrolados debido a que en ese momento cumplían con su servicio militar.
- Después de que el "Huáscar" hundió a la "Esmeralda", un oficial peruano le preguntó al ayudante del cirujano de la "Esmeralda", Germán Segura González, qué andar tenía la "Covadonga". Para que el "Huáscar" no lo alcanzara, éste exageró diciendo que alcanzaba unos 10 ú 11 nudos. Debido a esto, el comandante Grau desistió de perseguir al barco chileno.
- La madre de Luis Uribe, doña Rosario Orrego de Chacón, falleció el mismo día del combate.
- En la última carta de Arturo Prat a su esposa, decía: "no dejes de pagar el canon de arriendo de mi mamá".
- Por el lado peruano a bordo del "Huáscar" sólo murió el joven teniente segundo AP Jorge Velarde, que cayó en el segundo abordaje chileno al monitor peruano, encabezado por el teniente Ignacio Serrano.
- Luego del combate, el capitán de navío Miguel Grau escribió una carta de pésame a la viuda, señora Carmela Carvajal de Prat, adjunto a dicha carta, Grau envió los efectos personales de Prat encontrados con él, incluso su sable.
- El Sargento chileno Juan de Dios Aldea Fonseca, quien saltó al abordaje junto al Capitán Prat, resultó gravemente herido y fue atendido en la enfermería del "Huáscar" por orden del Almirante Grau. Lo mismo ocurrió con el teniente Ignacio Serrano Montaner. Este, al verse solo en la habitación, y a pesar de estar gravemente herido, intentó prenderle fuego a las cortinas con una de las lámparas existentes. No logró su cometido y falleció minutos después.
- El Capitán de Navío peruano Juan Guillermo More, Comandante de la fragata blindada Independencia, pierde su nave al hacerla encallar durante la persecución a la "Covadonga". Es sometido a una Corte Marcial pero debido a la guerra, este proceso nunca terminó, pero fue puesto bajo arresto en Arica. Voluntariamente se une a las tropas peruanas apostadas en el Morro de Arica, donde era comandante de las baterías del Morro, al mando del cual es muerto durante el combate.
- Carlos Condell sería tiempo después el tercer Comandante del Huáscar durante el conflicto, después del Almirante Grau (Perú) y el Capitán Thompson (Chile)
- Actualmente, en el Huáscar-museo se recuerda con todos los honores a los tres comandantes, y héroes, fallecidos en su cubierta: Prat, Grau y Thompson

Arturo Prat entre los héroes máximos según armada japonesa
El año 1985 en la Isla de Tajimo, la Academia Naval del Japón rindió tributo a quienes consideraba los 3 héroes máximos en la historia naval mundial: el Almirante inglés Nelson (heróe de Trafalgar), el Capitán chileno Arturo Prat Chacón (heróe de Iquique) y el Almirante japonés Togo (héroe de Tsushima). Se hizo un monolito con 3 bustos para conmemorar eso.
No solo el busto de Arturo Prat que se encuentra en la Academia naval de Japón es un símbolo material de amistad entre Chile y Japón, sino que con anterioridad, Chile le regaló a Japón la tercera versión de la Esmeralda construida en Chile, que después pasó a llamarse Idzumi.
También en un viaje que hizo la Esmeralda a Tokio, el Comandante del Buque Escuela Esmeralda se refirió un poco a este homenaje con un discurso que presento a continuación y que refleja las buenas amistades que hay entre Chile y Japón:
Discurso del Comandante del Buque Escuela Esmeralda al arribo de la unidad al puerto de Tokio, en Japón
Señor Jefe del Distrito de Yokosuka,
Contraalmirante Don Keiji Akahoshi
Señor Director de Administración del Puerto de Tokio
Don Koji Miyazaki
Señor Presidente de la Asociación Nippo - Chilena
Don Hiroshige Matsunary
Señor Presidente del Grupo de Amigos de la Esmeralda
Don Yasumasa Yamamoto
Distinguidas Autoridades e Invitados
Señores Oficiales y Gente de Mar del Buque Escuela Esmeralda
Señoras y Señores
A nombre de la dotación del Buque Escuela "Esmeralda" y mío propio, manifestamos nuestra más profunda satisfacción y agrado por encontrarnos nuevamente en una tierra amiga como es la japonesa, y además, tan familiar para esta unidad, la cual tendrá el honor de celebrar su cincuentenario al servicio de Chile mientras permanece en Tokio, cumpliendo para esto un nutrido programa de actividades.
Desde el otro extremo del océano pacífico, llegamos con un gran saludo y un mensaje de paz, amistad, admiración y deseos de cooperación de parte del pueblo chileno. Admiración por una nación que se sustenta en una fortaleza basada en sólidos principios del deber y del honor, que la han llevado a superar como nadie momentos de dificultades no muy lejanos, hasta resurgir como una nación prospera y respetada en el mundo entero.
Efectivamente, llegamos a tierra amiga, por cuanto la relación, más que centenaria y que se iniciara formalmente el 25 de septiembre de 1897, al suscribirse el tratado de amistad, comercio y navegación entre Chile y el imperio del Japón, está plagada de hitos relevantes que así lo testimonian.
Entre éstos, cabe destacar que el nombre "Esmeralda" no es ajeno a la memoria histórica de Japón. Es así como el tercer buque denominado "Esmeralda" en la armada de Chile, pasó a llamarse "Idzumi" a contar de 1895 en la armada imperial, participando a las órdenes del gran Almirante Togo en la batalla de Tsushima. Sin duda, el crucero "Esmeralda" arribó cuando más se le necesitaba, dado el escenario de guerra que a la sazón se enfrentaba.
A lo anterior, se suma un nuevo hito que muestra el respeto y amistad entre nuestros países. Este lo constituye la presencia, a contar de 1966, de un busto de nuestro héroe nacional, comandante Arturo Prat Chacón, en la escuela naval japonesa, formando parte de una trilogía de insignes marinos, junto al Almirante Togo y al Almirante Nelson.
Estos hechos y tantos otros, han contribuido a fomentar una mutua admiración y hablan más que mil palabras para destacar la relación privilegiada entre Chile y Japón, unidos por este inmenso océano y por un destino marítimo común que los obliga e impulsa a utilizar el mar para su desarrollo.
En nuestros días, a esta especial y profunda unión, se suma el constante aumento del intercambio comercial. Llegando actualmente a alrededor de 3.000 millones de dólares, lo que señala claramente la existencia de intereses comunes y voluntad de trabajar juntos por el bienestar y progreso de sus habitantes. También es relevante la participación de ambos países en el foro de cooperación económica del Asia pacífico, APEC, que reúne a algunas de las economías más importantes del mundo y cuyo liderazgo corresponde este año a Chile.
Dentro de este esquema de crecimiento constante de cooperación y trabajo conjunto, le ha correspondido un rol relevante al Buque Escuela "Esmeralda". En efecto, desde su primera visita durante el primer crucero de instrucción, en 1955, hasta la fecha, ha visitado este hermoso país en 13 oportunidades, durante las cuales ha sido centro de innumerables actividades destinadas a promover las relaciones chileno-japonesas.
En esta visita, nos motiva poder conocer de cerca una nación que admiramos a la distancia. Deseamos saber de ustedes. Y para eso, hemos venido con la mente abierta para aprender de vuestra cultura, costumbres y gente.
Pero también, queremos mostrar lo que somos y para ello nuestro portalón y nuestros brazos estarán abiertos, para recibir a todos quienes nos quieran visitar.
Deseo agradecer nuevamente la cordial bienvenida que nos han brindado, y reiterar nuestra disposición, acorde a la tradición del buque escuela "esmeralda", de ser un actor relevante y asumir el papel de puente que permita incrementar aún más el conocimiento, cooperación, respeto mutuo y la búsqueda de intereses comunes entre ambos países.
Muchas gracias por vuestra gentileza y por la forma en que nos han recibido. Les estamos muy agradecidos.
Consecuencias de la Guerra del Pacífico
Tras su victoria, Chile tomó posesión no sólo de una importante extensión territorial, sino también de enormes depósitos salitreros, guaneros y de cupríferos.

El costo del conflicto en vidas humanas fue alto, sobre todo en lo que se refiere a pérdidas de vidas civiles. Un conteo hace calcular que las bajas estuvieron entre los 14.0001 y 23.0001 muertos, entre civiles y militares, a lo largo de la guerra.
La guerra concluyó oficialmente el 20 de octubre de 1883 con la firma del Tratado de Ancón, mediante el cual el Departamento de Tarapacá pasó a manos chilenas permanentemente y las provincias de Arica y Tacna quedaron bajo administración chilena por un lapso de 10 años, al cabo del cual un plebiscito decidiría si quedaban bajo soberanía de Chile, o si volvían al Perú.
A la firma de este tratado, el Departamento de Tacna contaba con tres provincias: Tacna, Arica y Tarata. En 1885, dos años después del tratado, Chile ocupó la provincia de Tarata, la cual fue devuelta al Perú el 1 de septiembre de 1925 por resolución del árbitro Calvin Coolidge, presidente de los Estados Unidos.
El plebiscito previsto en el Tratado de Ancón nunca se llevó a cabo y no fue hasta 1929 que se firmó el Tratado de Lima, que contó con la mediación de Estados Unidos, que decidió que gran parte de la provincia de Tacna fuese devuelta al Perú mientras que Arica y el resto quedara definitivamente en manos de Chile.
El Estado de Chile pudo iniciar un proceso de chilenización dirigido a la población de Tacna, Arica y Tarapacá, interviniendo en las organizaciones privadas y públicas de la zona.
A inicios del siglo XX, la chilenización se hizo más intensiva y compulsiva, llegando a puntos exacerbados hacia el primer centenario de la Independencia de Chile,18 por la actividad de ciertos grupos de población civil chilena, de naturaleza nacionalista, que comenzaron la creación de "ligas patrióticas" con la finalidad de desaparecer los rasgos peruanos de los territorios de Tacna, Tarata, Arica y Tarapacá.
La paz entre Chile y Bolivia fue firmada en 1904. Sin embargo, el tratado de paz entre ambas naciones, en el cual Bolivia definitivamente reconocía la permanente soberanía chilena sobre el territorio previamente en disputa, ha sido origen constante de tensiones diplomáticas entre ambos países durante el siglo XX y comienzos del siglo XXI, debido a que Bolivia perdió toda posibilidad de salida soberana al océano Pacífico.
Tras su victoria, Chile tomó posesión no sólo de una importante extensión territorial, sino también de enormes depósitos salitreros, guaneros y de cupríferos.
Éstos fueron adquiridos mayoritariamente por capitales británicos, por medio de la compra de bonos desvalorizados emitidos antes del conflicto por Perú y adquiridos a bajos precios con préstamos de bancos chilenos, que los hacían dueños de las salitreras.
Esto ha llevado a parte de la historiografía moderna a ver a los ingleses como instigadores ocultos de la guerra, sin pruebas concluyentes a decir de la historiografía chilena. Algunos historiadores creen ver en algunas publicaciones de la época, inglesas y europeas en general, por ejemplo la editorial del diario británico "The Bullonist", aparecida en 1879, como pruebas del apoyo a las aspiraciones chilenas.
Por el contrario, otros estiman que estas publicaciones se deben más bien al clima electoral existente en Inglaterra y a la ardua disputa entre el Primer Ministro Benjamin Disraeli, partidario de intervenir, y el liberal político británico William Gladstone, contrario a la intervención.
El salitre fue la principal fuente de riqueza de Chile hasta el descubrimiento del salitre sintético por los alemanes, durante la Primera Guerra Mundial.
Después de la ocupación chilena de Lima en 1881, el gobierno argentino ordenó alistar el ejército, la compra de un blindado, de material de guerra y la construcción de un línea férrea hasta los Andes como vía de abastecimiento.
Con ello ambos países se colocaron al borde de una guerra, aceptando la mediación del gobierno estadounidense. El 22 de octubre de 1881, se canjearon en Santiago las ratificaciones del Tratado de límites entre Chile y Argentina, un acuerdo con el que se definieron con precisión los límites preexistentes entre la Argentina y Chile en la región patagónica. Con este tratado, se entendía en Chile que Argentina se comprometía tácitamente a la neutralidad en la guerra que se libraba en el Pacífico y que no firmaría el Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.
En 1883, Chile quedó en posesión de la Puna de Atacama de 75.000 km², que hasta entonces había pertenecido a Bolivia y la consideró de su propiedad después del Tratado de Tregua de 1884.
Sin embargo, diversos tratados y mediaciones entre Bolivia, Argentina y Chile concluyeron en 1889, cuando Argentina renunció a su reclamo sobre Tarija y Chichas reconociéndolas como territorio de Bolivia, y en 1899, cuando 64.000 km² de la Puna de Atacama quedaron para la Argentina y 11.000 km² para Chile.
La Batalla de Yungay
Guerra del Pacífico
La Batalla de Yungay, fue una batalla efectuada en el marco de la Guerra entre la Confederación Perú-Boliviana, y el Ejército Unido Restaurador, y se desarrolló en Yungay en territorio del Estado Nor-Peruano, a partir de las nueve de la mañana, el 20 de enero de 1839.
El accionar del General en jefe Manuel Bulnes, y del General Ramón Castilla, decidió la batalla en favor de los restauradores, quienes desalojaron el cerro Pan de Azúcar y cruzaron la quebrada del río Ancash para derrotar al Ejército Confederado. Santa Cruz indica que la deserción del coronel Guilarte influyó en el resultado.
Fuerzas en Presencia
Diversos historiadores concuerdan en asignar a ambos ejércitos un promedio de 6.000 hombres al momento de librarse la batalla, cifra superior a la oficialmente aceptada por los protagonistas. Debe tomarse en cuenta que las marchas forzadas en tiempo de lluvias, por una región talada, que precedieron al encuentro en Yungay habían causado considerables bajas a ambos bandos.
El Ejército Confederado, según testimonio del general Andrés de Santa Cruz, contaba con 4.052 soldados de los cuales 1.521 eran bolivianos. Santa Cruz, si bien era un notable administrador y político, era un militar medio, que en esta ocasión no contaba entre su estado mayor a dos de sus mejores generales, el británico Francisco Burdett O'Connor y el alemán Otto Philipp Braun, veteranos ambos de las Guerras de independencia hispanoamericana que se habían distinguido en las anteriores campañas de Santa Cruz primero contra Salaverry y luego en el frente argentino
El Ejército Restaurador contabilizaba un total de 5.302 hombres, según relación del Estado Mayor General , de los cuales 1.022 eran peruanos de los batallones Huaylas y Cazadores del Perú. A favor de los restauradores se encontraban generales de gran experiencia en combate. El General en Jefe del Ejército era el chileno Manuel Bulnes, el Jefe del Estado Mayor era el también chileno José María de la Cruz y los generales de las divisiones del ejército restaurador eran los peruanos Juan Crisóstomo Torrico, Juan Bautista Eléspuru, Juan Francisco de Vidal y Ramón Castilla a pesar que la batalla se libró por cuerpos y no por divisiones los generales peruanos condujeron el despliegue de las tropas.
Antecedentes
La segunda expedición restauradora, enviada a combatir a Santa Cruz y su gobierno en la Confederación Perú-Boliviana, se batía en retirada tras haber abandonado Lima. Marcharon hacia Huaraz, San Miguel y luego a Yungay. Al mando de las tropas restauradoras, se encontraban el General en Jefe del Ejército Restaurador, Manuel Bulnes y el Presidente del Perú Agustín Gamarra. En esos momentos la Armada de Chile de la expedición restauradora dominaba los mares.
Andrés de Santa Cruz, quien al mando del Ejército Confederado, intentaba dar caza a los restauradores, y tras un indeciso combate en Buin el 6 de enero de 1839, intentaba terminar pronto con las tropas del Ejército Restaurador, para así estabilizar la situación interna de la confederación, y evitar nuevos alzamientos en su contra.
Santa Cruz avanzó sobre sus enemigos y ocupó Yungay, con la intención de cortar la línea de abastecimiento de la Expedición Restauradora. Santa Cruz buscaba forzar la paz tomando en cuenta su situación ventajosa. Por otra parte, Bulnes sabía que el regreso a Chile con "sólo con la paz", era inaceptable, tomando en cuenta los sucesos de la primera expedición liderada por Manuel Blanco Encalada, que fue derrotada por Santa Cruz.
El estado mayor del Ejército Restaurador en deciden buscar una posición más adecuada y presentar batalla.
Geografía
El pueblo de San Miguel (donde se encontraban las tropas restauradoras) esta separado del pueblo de Yungay (donde se encontraban las tropas confederadas) por tres leguas. Desde Yungay a la izquierda se encuentra el río Santa pegado a la cordillera. El río Santa es cortado por el río Ancash que baja desde la cordillera y forma un barranco. Desde San Miguel, a dos leguas se ve a la izquierda primero el cerro Punyán, luego el cerro Pan de Azúcar y después el barranco del río Ancash. A lado del cerro Punyán esta la hacienda Punyán.
La batalla
Los confederados se detiene en Carhuaz, al igual que los restauradores en jornadas en que "se dormía, y se comía mal, y se caminaba siempre en medio de la lluvia".
Los restauradores se establecen cerca de Tarar, y el 13 de enero Santa Cruz ocupa el pueblo de Yungay. A todo esto, los víveres comienzan a escasear en las tropas restauradoras, y no habiendo donde obtenerlos, se requiere elegir entre continuar con la retirada o atacar a los confederados, en el sitio que ha elegido y que fortifica apresuradamente.
Ambos ejércitos, deciden dirimir una situación que se prolonga demasiado, y en la madrugada del 20 de enero, el ejército restaurador pone en marcha desde San Miguel hacia Yungay, las cuatro divisiones que incluyen infantería, caballería y artillería.
Santa Cruz, la noche del 19 de enero envía al coronel Manuel Rodríguez Magariños para observar las acciones de los restauradores. Pero Magariños además mantiene una conversación con Gamarra.
El Protector envía al general Quiroz con 600 soldados a las cumbres del cerro Pan de Azúcar, desde donde puede dominar todo el terreno. A lado de la quebrada del río Ancash se encontraba por la derecha la división de Herrera y por la izquierda la división de Morán. Al medio la artillería y detrás de ellos la caballería al mando del general Pérez de Urdidinea.
Separan a los dos ejércitos, un llano poco largo, encerrado entre el río Santa, y la Cordillera, y en cuyo fondo se destacan, como en avanzada los cerros empinados de Ancash, Punyan y Pan de Azúcar, detrás de cuales, se esconde la barranca profunda del río Ancash. Sigue después una plazoleta de 350 metros de ancho, por 600 de largo, y a continuación las trincheras confederadas. El caserío de Yungay cierra el cuadro.
Enfrentamiento en los cerros Punyán y Pan de Azúcar
Bulnes comienza su ataque por el cerro Punyán. El batallón Aconcagua, al mando de Pedro Silva escala el cerro Punyán que es de fácil acceso. Acompaña al batallón el coronel Juan Antonio Ugarteche como guía. El Aconcagua baja el cerro Punyán y espera entre los cerros Punyán y Pan de Azúcar reunirse con el resto del ejército restaurador.
Santa Cruz envía al batallón Ayacucho el cual sube el cerro Punyán. Para sostener las posiciones confederadas en el cerro Punyán. El protector envía luego tres compañías más a órdenes del coronel Guilarte. Así Santa Cruz tendría el control de las alturas del Pan de Azúcar y del Punyán.
Bulnes dispone a los batallones Portales, Valdivia y Huaylas ocupar el cerro Punyán y enfrentarse a las tropas confederadas que se encuentran allí. Las compañías confederadas del coronel Guilarte abandonan la batalla por la derecha retrocediendo sin dar un disparo. El batallón Ayacucho también es obligado a retroceder por los compañías restauradoras que toman el Punyán como por el batallón Aconcagua que se encontraba en la base del cerro.
A las 9 de la mañana, Bulnes envía una columna de 400 hombres al mando de Jerónimo Valenzuela de las compañías Carampangue, Santiago, Valaparaíso y sexta de los Cazadores del Perú, a ocupar el cerro Pan de Azúcar. Con ellos se encuentra el coronel Juan Antonio Ugarteche. Las tropas confederadas de Quiroz hacen fuego nutrido y ruedan peñascos cuesta a bajo. En las tropas restauradoras caen sucesivamente muertos el comandante Valenzuela, y el Mayor Andrés Olivares, quien le sucede en el mando. Las compañías siguen la ascensión, liderados por sus capitanes.
Para sostener a las tropas confederadas en el cerro Pan de Azúcar, Santa Cruz envía al batallón Nº4 de Bolivia divida en dos compañías, una al mando del coronel Feliciano Deheza y otra del coronel Manuel Isidoro Belzu. El batallón Nº4 atraviesa el barranco del río Ancash y allí se enfrenta a otras tropas restauradoras enviadas por Bulnes.
Para las 10 de la mañana, la compañía del batallón Carampangue ya no tiene más jefe que una sargento segundo, llamada Candelaria Pérez. Otras compañías están reducidas a la mitad, y finalmente logran llegar a la cumbre tras un duelo a la bayoneta, donde mueren 500 confederados incluyendo su jefe, el general Quiroz.
Inicia el enfrentamiento en la quebrada del río Ancash
Bulnes para contar con una mejor visión del campo de batalla, se acerca a la hacienda Punyán, la cual ocupa sin resistencia. Desde allí observa los sucesos de la batalla.
Santa Cruz envía el 4º Regimiento a apoyar a la guarnición de Quiroz en el cerro Pan de Azúcar. El 4º Regimiento cruza la quebrada del río Ancash por un camino pegado a su lado derecho en las faldas del cerro Ancash. Bulnes envía contra el 4º Regimiento al batallón Colchagua de Urriola, quienes ocultados bajo alta vegetación los dejan acercarse hasta dispararle una descarga, lo que tiende un tercio del regimiento boliviano. El 4º Regimiento carga a la bayoneta sobre el Colchagua, haciéndolo retroceder. Bulnes envía al batallón Portales apoyar al Colchagua el general Juan Bautista Eléspuru conduce personalmente a este cuerpo cayendo mortalmente herido durante el enfrentamiento que hace retroceder al 4º Regimiento por el mismo camino de la quebrada del río Ancash. Los soldados del Portales persiguen a los confederados pasanda la quebrada y llegando hasta sus defensas, pero tienen que retroceder por la superioridad numérica en las defensas confederadas de Herrera, por lo cual retornan atrás de la quebrada.
Bulnes envía a atacar la derecha nuevamente al batallón Colchagua apoyado del batallón Valdivia siguiendo un camino a lado del cerro Ancash y por el centro envía al batallón Portales, Cazadores del Perú y la mitad del batallón Huaylas . El puente sobre el río Ancash se encontraba destruido, por lo que estos batallones tienes que bajar la quebrada del Ancash para cruzar el río y enfrentarse a las confederados. Luego envía a atacar la izquierda a las compañías Carampangue, Santiago y la otra mitad del Huaylas, quienes también tienen que bajar la quebrada para cruzar el río.
Los confederados se mantienen tras las trincheras de piedra y barro, colocados en la derecha se encuentra las divisiones de Herrera con los batallones de Peña, Sierra y Bermúdez y las divisiones Trinidad Moran en la izquierda con los batallones Pichincha, Arequipa y Cazadores del Centro. Detrás se encontraba la caballería confederada y las compañías Lanceros y Escolta del Protector Santa Cruz.
La batalla se hace general, los restauradores a campo abierto, y los confederados tras sus trincheras. Detrás del río Ancash se encontraba la artillería del coronel Matucana del ejército restaurador. La artillería confederada se atacaba desde el medio de su línea al mando del coronel Pareja.
A las 14:30, el general Pedro Bermúdez envía al 3º Regimiento a saltar sus trincheras, y cargar a la bayoneta, sobre el batallón Portales, que comienza a batirse en retirada, quebrantando a toda la línea restauradora con su ejemplo, recibiendo además la carga de los confederados desde las trincheras.
Dando por segura la derrota de los restauradores, la caballería del general Pérez de Urdininea, parte a cortar a los batallones en retirada, y la infantería confederada deja sus parapetos para atacarlos en campo abierto.
La acción de Bulnes frente a la carga de Santa Cruz
La historiografía chilena indica que ante la carga de Santa Cruz y la retirada de los restauradores, Bulnes toma el mando del batallón Valparaíso, cruzando la quebrada del río Ancash, para apoyar al Portales. De igual manera cruzan el la barranca de Ancash el Santiago y la mitad del Huaylas para apoyar la retirada del Carampangue. La acción de Bulnes permite organizarse al Portales y el Carampangue y volver a la batalla. Algunos batallones confederados que habían dejado sus trincheras regresan a sus defensas.
La caballería restauradora también cruza el Ancash que apenas organizada al otro lado al mando de Fernando Baquedano se enfrenta a la caballería confederada de Pérez de Urdininea.
El coronel Fernando Baquedano también se lanza a la carga. Se enfrentan cerca a las líneas de la infantería confederada contra los Lanceros de Bolivia y la escolta de Santa Cruz. Los confederados envían al coronel García Pizarro con los escuadrones Coraceros y Carabineros de la Frontera que, hacen retroceder a Baquedano después de ser herido. Baquedano con una nueva carga con la cincos escuadrones de caballería, hace retirar a los confederados agrupándose con su infantería. En una tercera carga en masa de la caballería restauradora, quiebra la línea de defensa de Santa Cruz.
La acción de Castilla frente a la carga de Santa Cruz
La historiografía peruana indica que ante la carga de Santa Cruz y la retirada de los restauradores, Castilla ordena a los batallones Santiago al mando de Sessé y medio Huaylas al mando de Vivero a regresar a la batalla pidiéndole a Gamarra sostenga su posición con estas tropas junto al escuadrón Lanceros, lo cual es solo la versión de la historiografía peruana ya que, Gamarra fue impedido de combatir en el campo mismo debido a que no podia perecer en combate al ser él, el elegido para tomar la presidencia del Perú en caso de resultar victorioso el ejercito restaurador, y porque los jefes divisionarios peruanos, entre ellos Castilla, estaban por orden de Portales, previo a su asesinato, de comandar cuerpos chilenos, lo cual fue una orden válida tambien durante la segunda expedición para el general Bulnes
Castilla se reúne con el general Eléspuru y el coronel Frisancho para que con sus tropas y el escuadrón Carabineros se dirijan a enfrentar a los confederados y evitar la retirada.
Con ello, Castilla a la cabeza del Santiago y Lanceros cruza la boca del río Ancash y haciendo retroceder la carga confederada.
Finaliza el enfrentamiento
Así confederados y restauradores nuevamente se enfrentan entre la quebrada del río Ancash y los parapetos defendidos por las tropas del Protector.
En sus trincheras, los confederados intentan resistir en ellas, pero son dispersados a la bayoneta, en una carga final. Allí quedan de los bolivianos, 2 generales y 1.400 hombres muertos: 3 generales, 9 coroneles, 155 oficiales, y 1.600 soldados prisioneros, 7 banderas, toda su artillería, 2.500 fusiles, todo el material de su ejército, y hasta la correspondencia privada de Santa Cruz.
El Diario Militar del coronel Antonio Plascencia describe que a una legua de Yungay a Mancosh, se encontraron 277 confederados muertos por la espalda lanceados por la caballería restauradora.
Bulnes cuenta 1.300 muertos, en el mismo campo de batalla, el presidente del Perú Agustín Gamarra confiere a Manuel Bulnes el título de Gran Mariscal de Ancachs y a José María de la Cruz el grado de General de División del Perú.
Después de la batalla
Santa Cruz, acompañado de los generales Riva Agüero, Cerdeña y Miller, llega a Lima después de cuatros días. Desconfiando de su seguridad personal en Lima, Santa Cruz viaja a Arequipa, de donde enfrenta un motín popular. Refugiado en el consulado inglés de Islay, un buque de guerra, de la misma nación, desembarca 50 hombres para conducirlo a bordo, e impedir que caiga en manos opositoras.
Por otro lado 900 soldados confederados comandados por los generales Pardo de Zela, Otero y Herrera marchaban hacia Lima con el fin de reunirse con las tropas del ejército del sur al mando del mariscal Cerdeña y las tropas del general Vigil que llegaban a 1000 hombres en el Callao.
Una insigne traición estallada en los críticos momentos del combate ha sido desgraciado acontecimiento que nos priva hoy del triunfo
Andrés de Santa Cruz, Protector de la Confederación Perú-Boliviana, El Eco del Protectorado, 28 de enero de 1839.
En Bolivia el canciller José María Urcullo del gobierno de José Miguel de Velasco se declara en paz con Chile, agradeciendo la destrucción del protectorado.
Bolivia por su parte ha recibido con transportes de alegría un suceso que ha asegurado en América meridional la existencia de los principios republicanos afianzando la independencia de Perú y Bolivia para la conservación del equilibrio continental
José María Urcullo, canciller de Bolivia, carta enviada a Manuel Bulnes.
En Chile, se celebra la victoria de Yungay. Entre otros honores, se decreta la creación de un barrio, con el nombre de Yungay, y la erección de un Arco de triunfo, en memoria del ejército vencedor.
Por toda recompensa, Bulnes pide al Presidente Prieto, que reincorpore a los militares dados de baja en 1830, y restituya a Bernardo O'Higgins el título, y honores de Capitán General, lo que es acordado por decreto del 8 de agosto, de 1839.
Señor Don Joaquín Prieto
Campo de batalla, Enero 20 Amado primo: Son las 4 de la tarde de este día, a cuya hora soy vencedor sobre el ejercito de Santa-Cruz, de tal modo que le puedo asegurar a Ud. que la campaña es terminada: como que luego, luego le notificare a Ud. de sus pormenores.
Urriola adelantara este conocimiento. Prepárese Ud. para dispensar premios a un ejército que por su valor sin igual i moralidad es sin ejemplo. Siempre, siempre de Ud
Manuel Bulnes, General en Jefe del Ejército Unido Restaurador
En Lima, Bulnes es recibido con entusiasmo y Agustín Gamarra instala su gobierno. El gobierno Perú pagó al gobierno de Chile el servicio prestado por el ejército chileno al derrotar a Santa Cruz, así como reconoció las acciones de los oficiales de Chile otorgándoles premios y condecoraciones del ejército del Perú. Gamarra envió una carta de felicitación al presidente Joaquín Prieto, agradeciendo su apoyo y reconociendo el accionar del ejército chileno. El 21 de enero, el Presidente Gamarra dirigió a los soldados del ejército unido restaurador la siguiente proclama:
Soldados. habéis probado espléndidamente que conocéis vuestros deberes para sostener vuestros derechos; sois dignos de combatir por la libertas, en donde quiera que se la ultraje; ella es también el objeto que mas venera vuestro compañero.
Agustín Gamarra, Presidente del Perú. Casa de Gobierno en Yungay, 21 de enero de 1839
Consecuencias
Como consecuencias, la batalla de Yungay trajo el fin de la Confederación Perú-Boliviana, el cese de la influencia de Andrés de Santa Cruz en Bolivia, a pesar de que se contaron hasta 6 alzamientos a su nombre en Bolivia con posterioridad; y la restauración de ambas naciones por separado.
El triunfo en esta batalla es recordado por el Ejército de Chile con el Himno de Yungay, y en el Perú con la creación del Departamento de Ancash, zona donde se realizó la batalla de Yungay, reemplazando al antiguo Departamento de Huaylas.
La batalla de Yungay no tiene, en la memoria histórica del Perú, la misma importancia que tiene en la de Chile. Mientras que en el Perú no se conmemora oficialmente, ya que las guerras contra la Confederación se vivieron más como una guerra civil que como una guerra externa, en Chile se la recuerda como un hito fundacional de la nación.
Este sitio también es un homenaje a mi padre, que jamás olvidó a su amado mar...


Mi padre ingresó a la Armada de Chile a la edad de 10 años cumpliendo con su viaje de instrucción en el buque escuela "General Baquedano" , más conocido como "La Baquedano" o para su familia, "La Chancha", (mismo viaje en que Francisco Coloane escribiera su famoso libro "El último Grumete de La Baquedano")
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